El sábado, antes de regresar a Cuba, el presidente Chávez anunció con adelanto de tres semanas el ya tradicional aumento del salario mínimo, que dentro de cinco meses será de 32% y que a partir del 1 de mayo llevará ese ingreso de 1.548,22 bolívares a 1.780,45 bolívares y desde septiembre a 2.047,52. Al hacer los anuncios, Chávez se auto elogió pero en sus argumentos y explicaciones hizo confesiones indirectas de lo mal que andan las cosas en su gobierno, del fracaso social y del enorme retroceso que viven las familias trabajadoras, y, más aún, los millones que no tienen empleo estable. Veamos.
Dice Chávez que el aumento “va a beneficiar a 3.903.408 trabajadores en el país, además de alrededor de dos millones de pensionados”. Es decir, que Chávez confiesa que casi 4 millones de trabajadores venezolanos de los que tienen empleo fijo… ¡ganan salario mínimo! Y, peor aún, dice que más de la mitad de éstos, son empleados del Estado y del gobierno. O sea que el patrono gobierno es el que peor paga en el país. Porque del porcentaje que gana salario mínimo en la empresa privada, la gran mayoría está en pequeñas empresas o comercios, mientras que las empresas privadas establecidas y productivas tienen a su personal muy por encima del mínimo. Tras decir eso, se puso a insultar a “la burguesía” pero ocultando que es él mismo, patrono gobierno, quien tiene ¡2 millones de trabajadores al servicio del estado en salario mínimo! ¿Eso no es una confesión de fracaso, en un país petrolero, tras 14 años de supuesta revolución? O la “revolución” es de pura fachada, que es la realidad.
La cosa es peor, si tomamos en cuenta que la fuerza laboral activa en el sector “formal” de la economía, sea estatal o privada es de algo menos de 7 millones de personas. Quiere decir, que el fracaso y la injusticia social en esta “revolución” es tal que de al menos 13 millones de personas en “edad y capacidad laboral”, casi la mitad está o en el desempleo o el empleo precario, “por su cuenta”, sin seguridad social, “matando tigritos”, con empleos temporales, en la buhonería o limpiando parabrisas en los semáforos. El INE reconoce 9% de desempleo, pero considera empleo a quien “mata tigritos” o “se resuelve”. Así maquilla el drama social de precariedad este gobierno. Y además nos confiesan que la mitad de quienes tienen empleo formal, ganan salario mínimo.
De mal en peor. Los informes del Cenda, nos recuerda Froilán Barrios del Fadess, señalan que la “canasta alimentaria”, es decir, lo básico para la alimentación mensual de la familia promedio está en Bs 3.800 y la canasta básica Bs 7.800 con los otros gastos como transporte, recreación simple, medicinas, servicios públicos, etc. Una familia promedio necesita que al menos dos de sus integrantes trabajen con salario mínimo para cubrir la “canasta alimentaria”. ¿Todo esto no acusa al gobierno de fracasar en sus políticas sociales? ¿El “amor al pueblo” es algo más que fachada?
Leo la reseña de medios oficialistas sobre ese anuncio de aumento del salario mínimo y argumentan que “el aumento de 32.5% compensa lo que fue la inflación de 31.2% entre septiembre 2010 y septiembre 2011, según el Banco Central de Venezuela”. OK. Entonces, la “revolución y el (supuesto) socialismo” significan que el pueblo debe resignarse a vivir siempre pobre, a que los aumentos de cada año a lo sumo sólo le sirvan para no empobrecerse más, para compensar lo que les hizo perder la inflación, pero no para mejorar y ascender socialmente. ¡Otra confesión de fracaso!
Finalmente está la gran mentira del “más alto salario mínimo de América Latina”. Es un truco de manipulación con cifras porque aunque el dólar está legalmente en 4.30 Bs.F., la verdad, como sabemos, es que la mayoría de las importaciones en el país, incluso las de alimentos, se hacen con dólar Sitme de 5.30 o dólar libre de… (no lo puedo decir). De modo que no es dividir ese salario mínimo entre 4.30 sino entre… (piiiii).
¡El cambio viene! Hay que cambiar para apostar al progreso, a la creación de cientos de miles de nuevos empleos que sean buenos y productivos. La Unidad nos llevará al progreso.
TIP 1: Venalum: El justo y legítimo reclamo de los trabajadores de Venalum sólo ha tenido represalias con tribunales, suspendiendo salarios, con apaleamiento policial en Caracas y casi cero diálogo. De todos modos, con perseverancia han logrado algo. Les restituyeron los salarios y tras los golpes policiales, los recibió el viceministro “encargado” de Guayana pero que no trabaja aquí. Dialogaron y les prometieron otra reunión para este miércoles. Ojalá salga algo bueno, pero han cobeado tanto que….
TIP 2: ¿Se repiten los engaños? Recordemos las protestas unidas de trabajadores y sindicatos de julio 2009. Masivas y en la calle. Obligaron a Sanz a recibirlos y firmaron un acta compromiso para inyectar recursos para recuperar instalaciones de las empresas, comprar insumos y pagar algunos pasivos. Luego vino Chávez el 8 de agosto de aquel año y firmó los “puntos de cuenta” diciendo que “este es un préstamo que YO les hago” ¿El dinero era de su bolsillo, o de la nación? ¿Cuánto de aquello fue realidad y cuánto fue engaño? ¿Dónde están aquellos reales? ¿Se acuerdan? Que si el “cuento chino del fondo chino”. ¡Mosca! Que no se repita la historia. No olvidemos que Chávez siempre promete y “anuncia” inyección de recursos y pago de pasivos cuando busca votos, como ahora, pero después… nada.