Con motivaciones suficientes y una evidencia que no puede dejarse de lado, el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, tomó la determinación de dar cumplimiento definitivo a lo que había anunciado previamente con relación a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), una de las 2 instancias adscritas a la OEA, para conocer de la llamada Convención Americana sobre Derechos Humanos.
Inútil para la justicia pues solo atiende intereses de dominación mediante la manipulación con el tema de los derechos humanos, facilitadora de excusas de intervención abierta o disimulada por parte de la potencia norteamericana, en los países del Sur del continente. EEUU, por cierto, ni es signataria de la Convención, ni está sujeta a sus juicios y veredictos, pero pagan, con su aporte, locales y sueldos para mantener el sueño de vivir en Washington a funcionarios que saben bien dónde está el patrón y le responden fielmente.
Ha sido un ejercicio de Soberanía, Autonomía y Libre Determinación destinado a dar ánimo y aliento a otros países que ya no soportan el doble rasero y la manipulación a la cual se han acostumbrado en la inefable CIDH. Siguen soplando, sin detenerse, vientos de cambio que están pasando por el mundo, y especialmente en esta parte del continente.
Es bueno para celebrar el cumple-años de Bolívar y aplicando sus enseñanzas, levantar el gentilicio y esa rebeldía propia de los caribes que llevamos en la sangre todos los venezolanos. Solo compatriotas cegados por la rabia y el odio sin razón, afortunadamente minoritarios, pierden consciencia de la importancia para la patria de mantener su condición soberana y el valor de conceptos como independencia y respeto propio, para la vida de las naciones. (Francisco Arias Cárdenas, El Universal, 30.07.12)