Con uno de los salarios mínimos más bajos entre los países petroleros del planeta, y con una extraordinaria extensión de la pobreza, los trabajadores y trabajadoras del país recorrerán las calles de varias ciudades exigiendo se restablezcan y respeten sus derechos. Por la libertad de los sindicalistas y demás personas detenidas arbitrariamente es la consigna en Guayana. Contra el paquete económico del gobierno y por la contratación colectiva será el grito en el Zulia, mientras en Caracas marchará la Unidad de Acción Sindical demandando libertad sindical y control de la inflación.
Según el Informe Mundial sobre Salarios 2014/2015 de la OIT, un debate en la agenda global es la función económica de los salarios y su impacto en el nivel de consumo de los hogares, pues en muchos países la desigualdad social comienza en el mercado de trabajo. Si bien el Informe señala que es difícil comparar los salarios entre los países, por la variedad de definiciones y metodologías de cálculo, indica que el salario medio mensual en las llamadas economías desarrolladas es de 3.000 dólares aproximadamente, frente a 1.000 dólares en las economías emergentes y en desarrollo. El promedio entre unas y otras sería de 1.600 dólares.
En Venezuela evidentemente estamos muy lejos de alcanzar esas escalas remunerativas, y además los trabajadores y trabajadoras se encuentran en una situación de tal precariedad que aprovecharán la conmemoración de la gesta de Chicago para manifestar su descontento frente a las medidas gubernamentales que vulneran derechos humanos.
Frente al retroceso general de las condiciones de vida de la población en Venezuela, los ejes de las protestas laborales a realizarse el 1º de mayo de 2015 no serán muy distintos a las quejas y reclamos que vocearán los trabajadores y trabajadoras del mundo contra la contracción del empleo y la seguridad social. Adicionalmente, la simple comparación entre el salario mínimo venezolano con cualquier otro país latinoamericano, independientemente de la tasa de cambio que tomemos para hacer la medición, evidencia que está por debajo de un dolar diario. Eso es pobreza.
Pero además se ha reducido de forma drástica la cantidad de personas con empleos dignos. Es decir, bajó el porcentaje de disfrute de remuneraciones por encima del salario mínimo; es menor la cifra de personas que goza de un buen sueldo más seguridad social; y ha retrocedido la extensión de los derechos sindicales efectivos, especialmente el acceso a la convención colectiva para mejorar las condiciones de vida de la gente asalariada y sus familias.
Ese retroceso se constata en la restricción del ámbito de cobertura de la convención colectiva, versus el número de organizaciones sindicales constituidas en el país en la última década y media. Particularmente en el caso de las estructuras sindicales paralelas fomentadas desde el gobierno en el sector público, sólo el magisterio ha suscrito con cierta regularidad y no sin tensiones, convenciones colectivas donde participan de forma plural sindicatos no oficialistas.
En el sector judicial, la educación superior, empresas básicas, ministerios y entes descentralizados -incluyendo salud, petróleo, electricidad, telecomunicaciones, puertos, transporte y otros servicios públicos administrados por el Estado-, han aumentado las denuncias ante la OIT y las protestas exigiendo la discusión y firma o el cumplimiento de convenciones colectivas.
A ello se suman la cantidad de sindicalistas y trabajadores asesinados impunemente, y la cifra de sindicalistas encarcelados y enjuiciados penalmente por realizar actividades de reivindicación de derechos laborales desde 2005 a 2013, que pasan de 500 personas.
Lesivas a los derechos laborales son las normas que restringen el derecho a la huelga y grave es la injerencia gubernamental en la vida interna de las organizaciones sindicales.
Este panorama general de vulneraciones caracteriza la conmemoración de este día en el país.