El término «ideología» es quizás uno de los más importantes del lenguaje político y filosófico, pero también es uno de los que genera mayores aprehensiones, al entender la ideología no en su sentido genuino sino desde el uso que la vincula con la idea de una herramienta de control social que despoja al hombre de su condición libre, contribuyendo a manipularlo y dominarlo.

Realmente, la ideología es el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza, guía y define el pensamiento de una persona, un grupo social o un período histórico, que busca mantener o cambiar un sistema social, económico, político o cultural preexistente. La ideología reflexiona sobre cómo actúa la sociedad colectivamente y, a partir de allí, elabora una guía para la acción que le permita acercarse a lo que considera como la sociedad ideal. Karl Marx le dio al término un contenido epistemológico en función de los modos de producción, relacionando los conocimientos prácticos necesarios para la vida con el sistema de relaciones sociales.

En días pasados, a raíz de un interesante intercambio televisivo, un diputado opositor y la secretaria ejecutiva del Consejo General de Policía, Soraya El Achkar, debatieron acerca del tema de la ideología como base de la formación policial. El Achkar sostuvo que un cuerpo policial debe estar enmarcado en un sistema de ideas que le permita actuar apegado a los intereses de las personas más vulnerables, y no como brazo armado de los grandes grupos económicos. El legislador se opuso y propuso que los policías deben estar al servicio del pueblo, pero no se les debe inculcar una visión política determinada.

La profesora manifestó que un cuerpo de policía debe tener una ideología o conjunto de ideas que lo hagan tener preferencia por los más débiles, que en el caso venezolano son los más jóvenes. «La policía debe ser claramente humanista, respetuosa de los derechos humanos, no se trata de policías neutros, son policías que atienden a todos los sectores, pero no puede ser que funcionen como un brazo armado de los partidos y gobiernos de turno» dijo la académica. Esos valores son los que promueve hoy el llamado socialismo del siglo XXI.

Pensar que los cuerpos policiales aquí y en cualquier lugar del mundo no actúan movidos por un marco ideológico resulta cuando menos ingenuo. Las policías que durante décadas han reprimido a nuestros pueblos en todo el mundo están imbuidos claramente por un marco ideológico: el que les dicta el sistema imperante para la defensa de un status quo, sea el del partido, el del Estado o el de los grupos de poder económico que muevan los hilos tras bastidores en nuestras sociedades.

Por ello, hablar de la necesaria ideologización de las policías en los valores que constituyen el conjunto de ideas base de un proyecto humanista no es más que apostar a transformar el marco desde el cual se concibe no solo esa institución particular del Estado, sino toda la sociedad en su conjunto. Integrar, humanizar y servir al pueblo debe ser la base ideológica innegociable de la policía que estamos transformando. (El Universal, 31.01.11)

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