No me importa lo que digan si lo que he dicho es cierto /No me importa lo que harán sino lo que quedó hecho / Las palabras poco sirven, lo que sirven son los hechos. Sara Berenguer

El pasado 24 de marzo, en la Gaceta Oficial número 39.641, fue publicado el Plan Integral de Educación Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Aunque su propio nombre sugiera que es una política dirigida al sector castrense, y las primeras 4 páginas del documento así parezcan ratificarlo, su aplicación tendrá efectos en la globalidad del sistema educativo nacional, incluyendo a los niños, niñas y adolescentes que se encuentran fuera de los cuarteles. En la página 384.337 de la Gaceta se establece que, como segundo lineamiento de acción de la modalidad educativa militar, la llamada “Educación para la Defensa” es un eje integrador del Sistema Educativo Nacional. En lo sucesivo comienza una interpretación que incorpora a los civiles a las clases militares, citando el principio constitucional de “corresponsabilidad”, mediante el cual la defensa e integridad del territorio no es únicamente competencia de la Fuerza Armada sino de la sociedad en su conjunto. También se cita el artículo 6 de la Ley Orgánica de Educación, numeral 04, en el que existiría la obligación y el deber de “promover, integrar y facilitar la participación social en defensa de la soberanía, la identidad nacional e integridad territorial”. Sucesivamente, para no dejar atisbo de duda, se afirma: “La Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional establece en su artículo 4 una serie de funciones que implícitamente impulsan la aplicación de la gestión de la modalidad educativa militar, más allá del ámbito de los espacios castrenses”.

¿Cuál será la consecuencia de esta normativa? Como establece la norma, tras la coordinación entre los despachos Viceministerio de Educación para la Defensa, Ministerio del Poder Popular para la Educación y Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, que cursen estudios en los subsistemas de educación básica y universitaria, ya sean públicos o privados, estudiarán de manera obligatoria la materia “Educación para la defensa integral”. El literal B de la página nombrada, es claro en disponer que una función de la Milicia Bolivariana es la implementación de la Educación para la Defensa Integral “a los fines de garantizar el cumplimiento de su misión, la cual estará orientada al entrenamiento, preparación y organización del pueblo para la defensa integral de la nación”. Según la ley, los contenidos de la materia en particular estarán basados en el llamado “Nuevo Pensamiento Militar Venezolano”, cuyos objetivos generales son 1) Profundizar en la conformación de una capacitación del talento humano para solidificar las dimensiones cívico-militares y 2) Difundir la importancia del pensamiento de los precursores, emancipadores y próceres venezolanos a fin de afianzar los valores en lo relativo a la identidad nacional”. Sus contenidos concretos serán definidos por el Viceministerio de Educación para la Defensa, por lo que en cumplimiento de la ley debería comenzar a implementarse a partir del próximo período académico para todos los subsistemas educativos.

El cuartel de las artes
Una Universidad dedicada a la enseñanza de las artes supone un espíritu lúdico, libre e irreverente, de experimentación permanente. Sin embargo, en una dirección absolutamente contraria parece transitar la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), como lo testimonia el Reglamento Disciplinario de los Estudiantes, descargable en su sitio web. El mismo, establece tres tipos de faltas: leves, moderadas y graves. Como las dos últimas son castigadas con la expulsión del estudiante, y ante la brevedad de este artículo, nos centraremos en ellas.

Ejemplos de faltas moderadas: “No informar a las autoridades correspondientes de las faltas o irregularidades que observen”, “Efectuar exhibiciones impúdicas”, “Proferir murmuraciones en descrédito de las autoridades, de otras personas o de sus propios compañeros” y “Provocar peticiones colectivas a las autoridades de la Universidad, sin haber agotado las vías regulares con la administración”.

Ejemplos de faltas graves: “Ofender la moral y las buenas costumbres dentro y fuera de la Unearte”, “Manifestar públicamente opiniones que puedan entrañar perjuicios a los intereses del país, comprometer la disciplina o crear dificultades a las autoridades de la Unearte”, “Hacer declaraciones falsas, no fundamentadas, ni autorizadas por los Consejos Académico y Directivo sobre la Unearte, a los medios de comunicación social públicos o privados (prensa, radio y tv), nacionales, regionales o extranjeros; así como las emitidas por Internet, cable o mensajería celular”, “Irrespetar, ofender o provocar a las Autoridades de la Unearte”, “Firmar reclamos colectivos arrogándose la representación de sus compañeros ante cualquier Autoridad de la Unearte” y “Publicar documentos oficiales sin autorización de los Consejos Académico y Directivo”. Y hay más.

Desde Provea hemos reconocido reiteradamente las políticas educativas oficiales que garantizan una mayor inclusión. Pero un cupo en una institución no debe mantenerse a costa de prohibir derechos humanos y estudiantiles. El reglamento disciplinario de Unearte transforma, en los hechos, lo que debería ser un epicentro de vanguardia experimental cultural en un cuartel. Esta situación, absolutamente irregular, debe ser denunciada y cambiada por sus alumnas, alumnos, profesores y autoridades, ya que anula derechos Constitucionales. Provea se pone a la orden para brindar de manera gratuita cualquier tipo de asesoría jurídica.

04.03.11 Rafael Uzcátegui. Correo del Caroní

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