Por Tello Benítez
El concepto de trabajo decente ha venido siendo impulsado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde hace varios años. ¿Qué significa el trabajo decente? El trabajo decente significa “contar con oportunidades de un trabajo que produzca un ingreso digno, seguridad y protección social incluidas las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, libertad de expresión, organización y participación en las decisiones que afectan sus vidas e igualdad de oportunidades y tratos para todas las mujeres y hombres”.
El trabajo decente también debe ser productivo para que pueda generar unos ingresos decentes. Esto es perfectamente compatible con la letra de nuestra Constitución Nacional que establece que… “El Estado garantizará la adopción de las medidas necesarias a los fines de que toda persona pueda obtener ocupación productiva, que le proporciones un existencia digna y decorosa y le garantice el pleno ejercicio de este derecho…” (Artículo 87 CRBV).
El trabajo decente incluye el cumplimiento de los derechos fundamentales en el trabajo adoptados como tales mediante declaración de la OIT en 1998: libertad sindical, negociación colectiva, eliminación del trabajo forzoso, la abolición del trabajo infantil y prohibición de toda forma de discriminación en el empleo.
El trabajo decente fue formulado por los mandantes de la OIT: los gobiernos, los empleadores y los trabajadores, como medio para identificar las principales prioridades de esta organización, es decir, el trabajo decente es una responsabilidad de los gobiernos, los empleadores y los trabajadores.
El trabajo decente supone: 1) la creación de empleos, 2) garantizar los derechos de los trabajadores, 3) extender la protección social y 4) promover el diálogo social.
Este último punto, la promoción del diálogo social, es particularmente importante y el mismo depende de: a) El respeto de los derechos fundamentales de libertad sindical y negociación colectiva, b) La existencia de organizaciones de trabajadores y empleadores fuertes e independientes y con la capacidad técnica y conocimientos necesarios para participar efectivamente en el diálogo social, d) La voluntad política y compromiso de participar en el diálogo social de todas las partes.
El trabajo decente debe ser el primer punto de la agenda de las organizaciones sindicales venezolanas, éstas deben contribuir a su conocimiento y luchar para que se concrete el programa como una estrategia del movimiento sindical frente a la política laboral del gobierno, la cual exhibe su descomunal fracaso en lo reivindicativo, social y productivo, y desconoce todos elementos constituyentes del trabajo decente, programa de la OIT que compromete al gobierno por ser miembro de esta organización.
Una política sindical que asuma el trabajo decente como bandera producirá cambios de fondo en las relaciones de trabajo y estaría señalando un nuevo rumbo al fragmentado y debilitado sindicalismo venezolano.
El reto es comprender e internalizar este concepto y disponerse a participar en las jornadas de lucha que lo hagan posible. El trabajo decente no es solamente para los trabajadores de las empresas básicas, al mismo tienen derecho lo demás trabajadores de Guayana y de Venezuela. La consigna debiera ser: trabajo decente para todos. (Correo del Caroní, 24.05.11)