Injusto. Así definen su situación los trabajadores de Ferrominera Orinoco (FMO) que, desde hace un mes, están en la calle, en incertidumbre y sin ninguna respuesta de las autoridades. Simplemente están despedidos.

Evaldo José Castillo es uno de ellos. Tras 21 años de servicio en la procesadora de mineral de hierro, está asombrado de la división y el miedo que se ha sembrado en la estatal.

Quiso desmentir un rumor de que habían vuelto a sus áreas de trabajo, porque -según- se les decía a los ferromineros que ya todo estaba solucionado.

“Seguimos en la calle y somos padres de familia. Lo más grave es el derecho a la educación de nuestros hijos. Tenemos hijos en la universidad que necesitan estudiar”.

El presidente de Ferrominera Orinoco, Radwan Sabbagh, no les ha dado audiencia. “Ojalá pudiéramos reunirnos con el presidente. Si revisan nuestro expediente, somos trabajadores que queremos a la empresa (…) el presidente debe de reaccionar”.

Castillo pidió a Sabbagh que no involucre a más padres de familia inocentes.

El trabajador, junto a otros siete ferromineros con 18 y hasta 33 años de antigüedad, fue despedido con base en el artículo 102 de la Ley Orgánica del Trabajo (LOT) luego de los sucesos ocurridos el pasado 9 de junio en el portón 1 de Ferrominera Orinoco.

Desde entonces no han podido entrar a sus áreas de trabajo. Exigen al presidente Sabbagh que les escuche y anhelan que la empresa vuelva a ser la gran familia ferrominera. (Clavel A. Rangel Jiménez, Correo del Caroní, 17.08.11)

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