Ella recibe la noticia que la derrumba: “tienes cáncer de mama, te haremos una operación para extirpar el tumor y luego te aplicaremos quimio y radio terapia”. A partir de allí su vida se trastocó.
La frialdad del médico la hizo huir porque lo consideró un carnicero que la llevaría al matadero. Buscó alternativas en la medicina natural y se mantuvo en muy buenas condiciones durante varios años. Cambió drásticamente su estilo de vida y, sin embargo, el volcán hizo erupción. Qué ocurrió…exceso de confianza? Descuido suyo y de su médico experto en Inmunoterapia? Falta de seguimiento y control con la medicina convencional y sus equipos de imagenología? Pueden ser muchos factores, lo cierto es que 5 años después de ser diagnosticada comenzó su vía crucis. En el año 2009 hubo de ingresar a quirófano 2 veces, le extirparon la mama, su cuerpo fue mutilado y a partir de ese momento ya su vida no sería la misma.
Inicia la quimioterapia con las consecuencias que eso conlleva: pérdida de cabello, inflamación, náuseas, vómitos, etc. etc. Afortunadamente el tratamiento es aportado en forma gratuita por el Seguro Social pero se lo colocaba en una clínica donde le cobraban por cada sesión de aplicación 2 mil Bs. gasto que era cubierto por el seguro HCM.
A pesar de acudir a una clínica privada huyendo del “abarrotamiento” del único lugar público donde se atiende a los pacientes oncológicos, debía esperar horas para poder ingresar al sillón de tratamiento, soportar el postín y la poca delicadeza de la enfermera quien, junto con la médico oncóloga formaban un equipo insensible ante el dolor y la angustia de la paciente.
Debe trasladarse a otro Estado a realizarse la radioterapia, allí el equipo estaba bueno tres días y se dañaba dos (por sobre uso y falta de mantenimiento) por lo que no pudo cumplir los 30 días continuos de tratamiento…y también era servicio privado. No sabía de la existencia de la Unidad Oncológica Kleber Ramírez, de la cual hablaremos más adelante.
Regresa a su hogar en la isla de Margarita para continuar con la quimioterapia, pero su salud cada día se deteriora más. Una de sus quejas es la falta de atención médica. Añoraba un lugar donde tuviera todos los servicios que demanda un paciente con esta patología, donde le brindaran atención con el humanismo que requiere una persona al sentir que su vida se le escapa.
Sabía de la existencia de la estructura donde funcionará, algún día, el Centro Oncológico del estado Nueva Esparta cuya construcción se inició hace casi cinco años y al parecer presenta problemas con el agua y la electricidad, por lo que no han podido culminar los trabajos.
En medio del desamparo y la desesperanza decide trasladarse de nuevo a Barcelona en busca de una atención integral en la Unidad Oncológica Kleber Ramírez. Pero oh sorpresa…!no contaban con médicos oncólogos!. La razón? “lo que iban a ganar allí en un mes, lo hacen en privado en 2 horas” según comentó otro médico del Hospital Razzeti, para justificar la renuncia de los cinco galenos. Y la salud dónde queda? Será que estos médicos y médicas hicieron el juramento hipocrático?
A esta hora ella se encuentra en casa de familiares, rodeada de su cariño y atención, a la espera de que ocurra el milagro de ver que en su país suceda una verdadera transformación para que el hombre y la mujer que se dediquen al área de la salud tengan como prioridad el bienestar del paciente y se esfuercen por ofrecerle cuidados a su cuerpo, mente y espíritu para brindarles la atención integral que se merecen.
Ya olvidó el sueño de ir a Cuba. Confía en que sus nietos disfruten del beneficio de un servicio de salud humanizado, y que todos nuestros médicos y médicas del futuro cercano trabajen realmente en función del individuo, la familia y la comunidad con amor y compromiso por la Patria.