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El pasado miércoles 9 de noviembre, el secretario de Gobierno de Aragua, Víctor Ruido, comunicó que las nueve familias del sector Brisas del Lago que se encuentran albergadas en la escuela Virginia Pérez de Orama, podrían trasladarse al día siguiente a sus nuevas viviendas, pero aún los refugiados están a la espera de que el Ejecutivo regional concrete la compra de viviendas en el mercado secundario y así poder tener un techo digno en donde vivir.
Ronny Parra, uno de los ciudadanos trasladados al asilo temporal, denunció que han conseguido innumerables “trabas”, tras entregar las carpetas solicitadas por el Gobierno regional con la documentación exigida para formalizar la compra de un inmueble en el mercado secundario.
“Cada día son mayores los peros, un día la excusa es que hay problema con el RIF, o que tal documento es muy viejo, que a un papel le faltó una letra; en fin, lo que existe es una gran burocracia, y mientras tanto nosotros seguimos pasando trabajo en este lugar”, fustigó.
Por su parte, Kleila Pineda, señaló que no consigue explicación alguna ante las dificultades que ha colocado el Ejecutivo regional para la adquisición de las viviendas propuestas por las familias, “pues debemos recordar que fue personal de la Gobernación quien nos acompañó a buscar las casas”, recalcó.
Ante esta situación, exigieron una vez más la asignación de viviendas, pues no sólo viven en “pésimas condiciones”, sino que debido a su permanencia en las instalaciones del plantel, más de 800 niños, niñas y adolescentes no han podido iniciar las actividades académicas correspondientes al año escolar 2011-2012.
Yeimi Quintero indicó que la acción parece ser una “medida de retaliación” por parte de las autoridades regionales, ante las protestas ejercidas en días pasados por los refugiados. Sin embargo, recalcó que de allí no saldrá nadie, hasta tanto el Gobierno regional no presente una solución definitiva para las nueve familias albergadas en el lugar.
“De aquí tenemos que salir juntas las nueve familias y debemos resaltar que no estamos dispuestos a irnos a ningún refugio, porque la idea es que de aquí nos vayamos a unas viviendas dignas”, aeguró Quintero.

Común denominador
Pero no sólo las familias refugiadas en la escuela Virginia Pérez de Orama denunciaron los obstáculos que han conseguido para poder encontrar una solución definitiva al problema del incremento del nivel de las aguas del Lago Los Tacarigua, del cual han sido víctimas.
María Reyes, habitante de la calle Paraíso del sector, manifestó que han sostenido diversas reuniones con el secretario de Gobierno y hasta la fecha no han encontrado una solución satisfactoria para la problemática que atraviesan.
“Mi mayor preocupación es que mi hija, quien vive en un anexo de la casa, ya tiene las aguas del Lago dentro de su vivienda y ni siquiera ha recibido la propuesta de ser trasladada a un refugio”, comentó; al tiempo que manifestó que el problema adicional es que su nieto, de tan sólo diez meses, ha sufrido problemas de salud a consecuencia de la situación anteriormente descrita.
Cristina de Contreras, quien también reside en la calle Paraíso, ya tiene el agua del Lago a las puertas de su vivienda, por lo que exigió una pronta solución al problema. Destacó que ella también ha llevado varias propuestas al Ejecutivo regional, con la finalidad de ser beneficiada con la compra y posterior adjudicación de una unidad habitacional en el mercado secundario; “pero una de las propuestas fue rechazada por el precio del inmueble y la otra porque la bienhechuría no se encuentra en un terreno propio”, argumentó.
Al igual que las familias que se encuentras refugiadas en la escuela Virginia Pérez de Orama, Contreras indicó que han encontrado numerosas “trabas” para poder conseguir una solución al problema que les afecta.
De modo que ante el Decreto de Emergencia número 790 aprobado recientemente en Consejo de Ministros, los habitantes de Brisas del Lago esperan que se tomen las decisiones y medidas correspondientes, orientadas a acabar con la “pesadilla” que actualmente viven numerosas familias del Sur de Maracay. (María Fernanda Pérez, El Aragüeño, 17.11.11)

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