A partir de los últimos días del mes de febrero de 2012 este espacio se nutrirá de escritos, propuestas y líneas redactadas principalmente por madres, hermanas, esposas, hijas, mujeres familiares de víctimas de violaciones de Derechos Humanos que han acudido al Comité de Familiares Víctimas de los sucesos entre febrero y marzo de 1989 (Cofavic), como parte de la conmemoración de los 23 años de la organización, la cual nació a las puertas de la morgue de Bello Monte, en Caracas, luego de los hechos conocidos como El Caracazo.
Cofavic, a través del área de atención psicosocial ha organizado unos talleres de expresión escrita dirigidos a familiares de víctimas de violaciones de Derechos Humanos, como herramienta para que expresen sus emociones, deseos y pensamientos relacionados con la pérdida o desaparición forzada de sus seres queridos y las consecuencias que genera la impunidad que se presenta como común denominador en estos casos. Esta iniciativa es realizada gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), a través de la ejecución de un proyecto denominado Derechos Humanos y Reparación Integral en Venezuela (Fase II).
A través de esta experiencia familiares de víctimas se han reunido para intercambiar vivencias, experiencias, relatar cómo han vivido sus duelos y cómo han transitado el camino hacia la justicia: aciertos y desaciertos en la lucha contra la impunidad, que cada uno convierte en una batalla al acudir a los organismos competentes a solicitar que se investiguen los hechos en los cuales perdieron o desaparecieron sus seres queridos, como consecuencia de violaciones de Derechos Humanos. Años de transitar un largo camino que en soledad parece más empinado, pero que en alianza con otras personas que viven situaciones similares se convierte en un camino más sencillo de recorrer.
En síntesis, esta iniciativa refleja la importancia del apoyo grupal, de impulsar procesos grupales para comprender lo que sucede y de transformar el dolor en protagonismo, impulsos colectivos que potencian la lucha individual en favor de los Derechos Humanos.
Estos espacios de lucha conjunta nutren el sentido de organizaciones como Cofavic, que cobran vigencia cada día más al ofrecer acompañamiento integral, a través de la asesoría jurídica, psicosocial y comunicacional a familiares de víctimas de violaciones al derecho a la vida, debido proceso e integridad personal.
En esta entrega queremos compartir unas líneas escritas por una madre participante de estos talleres de escritura, que compartió su visión de la fundación de Cofavic y su historia desde 1989:
“Había una vez un país muy laborioso y pacífico, en el que cada quien prosperaba de acuerdo con su esfuerzo y sus capacidades… después de muchos años de armonía y bonanza, una mañana, inesperadamente, los ciudadanos se despertaron sumidos en una gran confusión…Sucedió que en una pequeña comunidad, cuando amas de casa y trabajadores salieron de sus hogares, encontraron un caos: nadie podía transitar por aquellas calles llenas de humo y disparos anónimos que dispersaban a las multitudes, que aterrorizadas presenciaban saqueos a la propiedad y daños a los servicios públicos, además de la indiscriminada represión policial que arrastraba por igual a inocentes y culpables.
Fue así como durante tres días cayeron hombres, mujeres y niños, ajenos a una realidad, aún veintitrés años después no comprendida, Todo fue desolación, ruina y dolor, mucho dolor porque los seres queridos que salieron aquella mañana no regresaron nunca más… Pero de pronto un grito de indignación se oyó al unísono en todo el país; eran madres ‘huérfanas de todo’ que pedían una explicación, una razón, al menos un cuerpo que llenara aquel vacío que acallara su llanto y disipara sus dudas.
Aquel grito de dolor se hizo mujer a la que le pondremos cualquier nombre, y para no sentirse sola salió a consolarse con otras madres, se asociaron y levantando el corazón como única arma enfrentaron a la autoridad preguntando: ¿Somos seres humanos? De todos los confines de la tierra muchas voces solidarias respondieron: “Sí lo son, con derechos universales e inalienables, con libertad para luchar por lo que creen justo y con el respaldo de organizaciones internacionales que les acompañarán para resarcir el daño”.
Así nació el Comité de Familiares de Víctimas de los Sucesos entre febrero y marzo de 1989 (Cofavic), entre madres, esposas, hijas, hermanas, padres, esposos, hijos, hermanos que nunca más se separaron y que cada vez reconstruyen su historia ayudando a otros familiares de víctimas de violaciones de Derechos Humanos, por lo cual este cuento ¡No ha terminado!”. (Conflictove, 27.02.12)