El 12 de abril llegamos a nuestras oficinas aproximadamente a las 10 am. El día anterior habíamos permanecido hasta la madrugada monitoreando los acontecimientos lo cual incluyó la visita a varios centros de salud para obtener información sobre personas muertas y heridas. Un de la primeras víctimas en atender el día 12 fue el actual gobernador de Anzoátegui Tarek William Saab quien estaba siendo detenido en su residencia. Me comuniqué  con él vía telefónica, nos expuso la situación y le dimos algunas orientaciones que solicitó. El Equipo Coordinador se reunió y discutió un pronunciamiento público condenando el Golpe de Estado. Ese pronunciamiento empezó a circular por las redes y en medios de comunicación internacionales aproximadamente a las 3pm. En él Solicitamos que la Organización de Estados Americanos aplicara la Carta Democrática y denunciamos que los golpistas se hacían responsables de la vida del Presidente Chávez y de las graves violaciones a los derechos humanos que se estaban produciendo. Aproximadamente a las 2 de la tarde llegaron a la oficina algunas personas que se ofrecieron para colaborar. Una de ellas había sido Coordinador del Área jurídica de Provea: el abogado Ricardo Dorado quien años después fue ministro del Trabajo. Junto a Ricardo redactamos la solicitud de dos Medidas Cautelares para enviarlas a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Una a favor de Tarek Wlliam Saab y otra a favor del presidente Chávez y Diosdado Cabello. Ese mismo día la Comisión concedió las medidas cautelares de Tarek y solicitó información sobre la situación del presidente Chávez. Igual atendimos las llamadas de algunos altos funcionarios que nos solicitaron los pusiéramos en contacto con algunas embajadas. En la noche el Coordinador General de Provea para ese momento Carlos Correa asistió a un programa de televisión donde reafirmó la condena al Golpe de Estado. Ese día volvimos a salir en la madrugada a pesar de los fuertes rumores que serían allanadas nuestras oficinas.

10 años después nos encontramos con una gran ausencia de justicia. Los golpistas no fueron sancionados y los familiares de muchas víctimas aún esperan por el sistema de justicia. Paradójicamente el gobierno que sufrió un Golpe de Estado ahora se la pasa  celebrando golpes estimulando su repetición.

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