En la Antigua Grecia, los filósofos de la realidad ateniense se dedicaron a estudiar la manera de expresar adecuadamente los argumentos, la retórica constituía entonces, la herramienta neurálgica para alcanzar la persuasión de los ciudadanos de la polis. Este arte más allá de mejorar la comunicación, se asumía con el objetivo de convencer al otro.

En el siglo XXI, el arte de persuadir sigue siendo ampliamente utilizado en aras de lograr imponer ideas en un sistema internacional con claras asimetrías en el ejercicio del poder de los Estados. En el marco de esta lógica, el gobierno venezolano lidera una comunidad de países que han criticado el funcionamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)

Hugo Chávez Frías, argumentó que el mencionado organismo estaba permeado por intereses imperiales que contribuían a menoscabar la soberanía y la independencia venezolana. Esta retórica ha hecho eco en la reciente Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) que tomó escena en Cochabamba, Bolivia, donde países como Ecuador han criticado el origen del presupuesto, la localización de la sede, y los temas que prioriza la CIDH.

En relación a la soberanía, el Socialismo del Siglo XXI parece contradecirse cuando sostiene que acatar las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos o aceptar las recomendaciones de la CIDH favorecen su erosión, si tomamos en cuenta que desde el 2006 Venezuela ha intentado integrarse en el MERCOSUR, organización conformada por un Consejo del Mercado Común que dictaría normas que ingresarían al ordenamiento jurídico venezolano sin poder ser revisadas por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) o por la Asamblea Nacional.

Abandonar la CIDH, explica el abogado constitucionalista Carlos Ayala , supondría el retiro de Venezuela de la OEA, porque su Carta rectora establece claramente que “habrá una Comisión Interamericana de Derechos Humanos que tendrá, como función principal, la de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos y de servir como órgano consultivo de la Organización en esta materia” . Para dejar la CIDH, afirma Ayala, tendría que reformarse la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV): el art. 31, por ejemplo, establece el derecho que tiene toda persona a presentar quejas o reclamos ante organismos internacionales de Derechos Humanos que contemplen los tratados ratificados. Mientras que el art. 23 de la CRBV le otorga jerarquía constitucional y prevalencia en el orden interno a los tratados, convenciones y pactos en materia de derechos humanos.

En este sentido, si el Ejecutivo Nacional o la Asamblea Nacional Legislativa no poseen la competencia para decidir sobre esta medida, mucho menos un Consejo de Estado ad hoc creado recientemente con la misión de denunciar el sistema interamericano de Derechos Humanos, podría resolver la salida de Venezuela de la CIDH.

En este contexto, llama la atención algunas declaraciones, Luisa Estela Morales, presidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), apoyó la medida por considerarla un ejercicio soberano de cualquier Estado, desconociendo así la nulidad de esta pretensión por vulnerar y socavar los derechos
establecidos en la Carta Magna Venezolana (art. 25).

Por otro lado, algunas organizaciones venezolanas avocadas al tema de derechos humanos, han expresado que el retiro de Venezuela de la CIDH es una estrategia para desviar la atención de la opinión pública de temas como el del ex-magistrado Aponte Aponte, que vinculan al sistema de justica venezolano en casos de corrupción y narcotráfico.

Lo que sí deja de ser retórica, para convertirse en realidad, es que la eventual salida de Venezuela del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, más allá de ser una medida regresiva en esta materia, significa cerrar la puerta a 27 millones de venezolanos y venezolanas para que eleven sus peticiones y requerimientos, cuando el sistema nacional de justicia no dé respuestas a sus quejas.

Hoy podemos afirmar que gracias a la CIDH, víctimas del recordado Caracazo, la Masacre del Amparo y la Masacre del Retén de Catia, en medio de la oscuridad lograron encontrar algo de luz: la justicia.

Bibliografía:

El Nacional: “Retiro de Venezuela de la CIDH busca desestimular la denuncia”. http://www.el-nacional.com/noticia/37344/16/Retiro-de-Venezuela-de-la-CIDH-busca-desestimular-la-denuncia.html. Consulta del 05.05.12

Prodavinci: “Carlos Ayala Corao: ¿Puede Venezuela salirse de la CIDH?”. [en línea] https://archivo.provea.org/2012/05/11/prodavinci-carlos-ayala-corao-puede-venezuela-salirse-de-la-cidh/. Consulta del 07.05.12

Rafael Uzcátegui: “Las 9 mentiras del gobierno sobre la CIDH” <https://archivo.provea.org/2012/05/07/las-9-mentiras-del-gobierno-sobre-la-cidh/>. Consulta del 06.05.12

(Génesis Sánchez, Foreing Affairs Institute, 15.06.12)

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