“¡Profe, salimos en el periódico, pero no en la página de Sucesos: salimos en la de Ciudad!”. ¡Con qué alegría me lo dijo esa madre promotora de paz! ¡Cuánta alegría genera en una comunidad que la prensa destaque sus acciones a favor de la convivencia pacífica!, acciones que, por supuesto, no se realizan para obtener reconocimiento público, sino para sembrar esperanza, pero créanlo, una nota en un periódico supone una gran dosis de “reconstituyente” para los que trabajan por la paz.
Viene el Día del Periodista, quiero dedicar estas líneas a esos profesionales que “buenas noticias” y que, en mi opinión, cada vez son más, no creo que sea que yo sea una privilegiada y tenga la suerte de cruzarme con todos ellos, por casualidad, me los encuentro, porque existen.
Mucha gente culpa a los medios -y a sus profesionales- de promover la violencia. Siempre ha habido “prensa amarillista” que parece regodearse con casos sangrientos, y que con poca ética, a mi juicio, tratan mal los temas de “sucesos”, y aumentan el dolor de los familiares de las víctimas. También a veces hay trato inadecuado, tal vez por falta de experiencia, cuando son casos en los que hay niños o adolescentes involucrados, como víctimas o como victimarios. Pero tengo que decir dos cosas.
Primero, en Venezuela no hay muertes violentas porque salgan en las páginas de sucesos, sin esas páginas también hay víctimas. Hay notas de sucesos porque tenemos una altísima tasa de violencia. En los periódicos no suelen salir casos de violencia escolar, y no deben salir, y los educadores sabemos lo que está pasando en las aulas.
Y, en segundo lugar, para hacer justicia, me voy encontrando cada vez más con periodistas que olfatean hechos noticiosos en personas, grupos, escuelas, que están enfrentando la violencia, no de manera punitiva -necesaria también, pero no exclusiva- sino con estrategias creativas, con pequeños detalles que se vuelven grandes, porque transforman personas, curan heridas, promueven sonrisas.
De ningún tipo de violencia se sale en solitario, ni de la intrafamiliar, ni de la escolar, ni de la social, las alianzas son necesarias. Solos no podemos porque el fenómeno de la violencia es complejo, multicausal, entonces requiere que se aborde desde muchos frentes. “Enredarse” con periodistas para promover la paz es muy importante, multiplica las semillas que desde muchas partes del país se están sembrando, las hace crecer, y, de paso, una nota con una buena foto, puede ser la invitación para otros a los que no se les ha ocurrido que la paz es posible.
Hace unos años escribí un Padrenuestro del Periodista. No sé dónde está, pero creo que empezaba como quiero terminar estas líneas:
Padrenuestro, que estás en las pautas/Y en carreras de cada mañana/Que leamos un día el titular/“hoy no hubo muertos”, en primera plana.
Seguimos contando con su buen olfato y con sus buenas plumas, esas que saben escribir que la violencia no es natural.