Las situaciones ambientales son un problema político y social cuyo origen radica en el mal manejo que hemos hecho y hacemos de nuestros recursos naturales. Somos la única especie que ha utilizado a las demás, incluyendo a sus congéneres, para sacar provecho. 

Ningún modo de producción es inmune a esta premisa. En nombre de muchos o pocos se ha devastado el planeta y se nos acaba el tiempo para mitigar el daño ocasionado. Los más optimistas opinan que no es cuestión de escasez sino de un buen manejo de los recursos que nos quedan. Los pesimistas afirman que somos muchos los que habitamos y que el planeta ya le queda corto a nuestras demandas. Lo cierto es que nos estamos consumiendo el futuro que teníamos. No respetamos la vida. 

LA SUSTENTABILIDAD COMO CONDICIÓN Convenios vinculantes mundiales, pactos de caballeros y muchas reuniones para establecer formas de manejo, consumo y producción menos destructivas ha sido el foco ambiental de las últimas décadas. 

Las situaciones ambientales son un problema político y social cuyo origen radica en el mal manejo que hemos hecho y hacemos de nuestros recursos naturales. Somos la única especie que ha utilizado a las demás, incluyendo a sus congéneres, para sacar provecho. 

Desde hace 40 años el informe Brundtland; Nuestro Futuro Común, puso sobre el tapete al desarrollo sustentable, aquel que: «satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones.» Esa es la condición, no hay otra forma de sobrevivir. Muchos países firmaron y dijeron intentar administrar sus recursos pensando en el futuro, Hoy somos testigos del «sálvese quien pueda». 

Son pocos los comprometidos. 

Para muestra nuestro país. 

Hace 12 años la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela tomó como base del bienestar al Desarrollo Sustentable. Punto de partida para ordenar el territorio y manejar sus riquezas -art 128. Pero de hecho todos los días constatamos la divergencia entre lo plasmado en la CRBV y las acciones gubernamentales. 

No necesitamos enumerar los múltiples ejemplos de depredación al patrimonio nacional natural. Pero por fin tenemos un documento que aclara la situación: la Declaratoria del III Congreso Venezolano de Diversidad Biológica a la conferencia de río + 20, que señala textualmente: «No creemos en el desarrollo sustentable. La propuesta de desarrollo sustentable no alcanzó las expectativas generadas en el marco de la Cumbre de Río en 1992. El supuesto equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental no sirvió más que de plataforma para la justificación de un desarrollo basado en la explotación de la naturaleza y los seres humanos. Hoy sabemos que el desarrollo es globalmente inviable.» Como no es posible el desarrollo global, por eso nos hemos afincado en el rentismo petrolero individual, ¿correcto?. El documento como siempre reduce el problema de la sobreviviencia, a una pelea entre capitalismo y socialismo, olvida mencionar los desastres ecológicos socialistas, evade totalmente la responsabilidad de la depredación de estos 14 años y termina siendo otra arenga planfletaria. El congreso es una actividad promovida por la Oficina de Diversidad Biológica del Ministerio del PP para el Ambiente. Órgano rector del cuido y preservación de nuestro patrimonio nacional natural. 

ALLÁ Mas cercano a la conferencia, el 8 de junio, tres de los delegados más importantes de la representación oficial venezolana Ana Elisa Osorio, Claudia Salerno y Manuel Briceño sostuvieron una «tertulia sobre el clima» encuentro organizado por la asoc civil Periodistas por el Cambio Climático donde mostraron una posición propensa al desarrollo sustentable. Ya en Río, la delegación venezolana se unió al Imperio mesmo en contra de la creación de reservas marinas que protejan la biodiversidad y los recursos genéticos en aguas internacionales. Pero «la guinda» fue la solicitud de la representante oficial de Venezuela de tratar el tema a puertas cerradas lo que obligó al representante de Greenpeace, Milko Schvartzman, director de La Campaña Océanos de Greenpeace Argentina, a saborear algo del trato recibimos las ONG en el país. 

AQUÍ Mas allá de cualquier cumbre, la situación interna del país a nivel ambiental es alarmante. 

Desde hace de 14 años administrando un país megadiverso, el gobierno pospone o detiene investigaciones básicas para conocer sus recursos naturales, investigaciones que es lo único que permiten un manejo racional del patrimonio natural que nos corresponde cuidar para ese futuro que no vemos claro. 

La mayoría de los convenios internacionales ratificados por el país tienen retrasos en su cumplimiento o implementación. 

El manejo de recursos como el agua, donde supuestamente habíamos logrado algún adelanto, es hoy por hoy uno de los problemas más serios. La dependencia cada vez mayor de un recurso natural finito y con prácticas extractivas altamente contaminantes es lo que nos permite importar el alimento. 

Todavía no se atienden las cuentas de los pasivos ambientales de la industria petrolera, muy por el contrario han aumentado. La contaminación química ha crecido considerablemente, metales pesados como el mercurio y el plomo, la generación de dioxinas y furanos, el deterioro administrativo y técnico de las instituciones que se suponen cuidan el patrimonio natural, la ruptura de relaciones con la sociedad civil organizada, el bloqueo al disfrute de los derechos ambientales y las trabas para que cumplamos los deberes que como venezolanos tenemos son algunos ejemplos de la miopía domestica con las que estamos dañando el futuro que teníamos. Dos científicos venezolanos reconocidos internacionalmente por su experticia y conocimientos fueron a Río, por supuesto sin formar parte de la delegación roja, Juan Carlos Sánchez y Patricia Miloslavich. El primero fue invitado a dar una charla magistral sobre Cambio Climático y la amenaza a selva amazónica y Miloslavich por su trabajo en el Censo de de la vida Marina. ¡Que bueno seria que sus conocimientos fuesen tomados en cuenta!

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