Algunas fallas que presenta el Programa de Alimentación Escolar (PAE) en las escuelas de Barinas, sucede en las instituciones ubicadas en las comunidades urbanas y en las rurales, siendo estas últimas las de mayor preocupación debido a los esfuerzos que deben hacerse para que los alumnos disfruten del plan.
El docente José Gregorio Colina que coordina y supervisa el PAE en las escuelas de La Montanita, Santa Marta, Flor Amarillo y Caroní Alto, dijo que el bienestar que debe arrojar como resultado este programa en las instituciones educativas fuera del casco urbano, «tiene que comenzar por una alimentación que le permita a los alumnos quedar satisfechos».
La ración que actualmente se dispone por cada alumno no es suficiente, de acuerdo con el docente Colina, al asegurar que muchos niños tienen que movilizarse temprano desde sus hogares hasta la escuela y muchos de ellos llegan sin haber desayunado.
«Para eso está el PAE, para garantizarles la alimentación a estos alumnos pero queremos que sea una buena ración, que no queden con ganas de comer una arepita más, necesitamos que estén satisfechos», explicó.
Colina refirió que la alimentación es un factor de mucha importancia en el desarrollo escolar, porque influye grandemente en el proceso de aprendizaje y eso es valorado por el personal de las instituciones rurales, quienes deben hacer grandes esfuerzos para que los niños puedan contar con el PAE al día siguiente.
«Los docentes están obligados a disponer de horas extras para dirigirse a los lugares de distribución de los alimentos y buscar el transporte para llevarlo hasta la escuela. Si no encuentran a un representante o vecino de la comunidad, con vehículo y tiempo para colaborarles en esto, los maestros sacan dinero de su bolsillo para pagar un traslado y descargarlo en sus hombros», dijo.
Por mejorar
José Gregorio Colina señaló que el PAE no se cumple en las escuelas rurales porque las autoridades faciliten las cosas, sino porque «hay mujeres y hombres que hacen grandes sacrificios para que el mismo se lleve a cabo».
Precisó que las mujeres que diariamente trabajan desde las 4:00 de la mañana, para que los niños puedan tener garantizado un alimento bien preparado en las escuelas de las zonas rurales, solo cobran 30 bolívares por jornada, sin que de complemento estén incluidas en ninguna «misión» u otro programa del Gobierno que las absorba y les permita gozar de condiciones sociales estables por la labor que desempeñan.
Dijo que los comedores requieren de utensilios, refrigeradores, estantes, gas y que estos recintos sean fumigados permanentemente para evitar que las chiripas y ratones se acerquen a los alimentos. (Walter Obregón, El Universal, 05.11.12)