Una investigación realizada por Provea sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela con una mirada retrospectiva de 15 años contiene muchos datos de interés en el área social. Una de esas áreas está relacionada con el derecho a la tierra y la situación agrícola en el país. Hay una situación compleja. Las cifras indican que algo no está funcionando bien en la gestión agraria, pues existiendo políticas acertadas en algunos aspectos los resultados no son nada alentadores. Veamos.
En el año 2002 se inició un interesante proceso de reforma agraria. A 2011 se habían otorgado 178. 547 cartas agrarias, declaraciones de permanencia o títulos de adjudicación. La consecuencia lógica, pero además así fue publicitado, de esa distribución de tierra a familias campesinas y cooperativas sería un incremento del número de personas trabajando en el sector agrícola, aumento de la superficie cosechada y por ende de la producción agraria. Si los tres elementos se lograban, el otro efecto seria un mayor nivel de soberanía alimentaria.
Sin embargo, esa no es la realidad del país en el campo venezolano. Tenemos una situación muy compleja y contradictoria. Según datos oficiales desde 1998 hasta 2011 la superficie cosechada en el país solo creció 3%.Cómo explicar esta situación si se supone que las tierras distribuidas tenían como propósito generar producción diversa en el campo.
Pero hay un dato estadístico todavía más contradictorio y complejo de entender. Según información igualmente oficial emanada del Servicio Integrado de Indicadores Sociales desde que empezó la reforma agraria disminuyó la fuerza laboral agrícola en comparación con la fuerza laboral ocupada.
Cuando empezó la reforma agraria la fuerza laboral agrícola era de 9,9% y nueve años después disminuyó a 7,9%. Es decir, un índice de variación negativa de 25,3%. ¿Cómo entender una reforma agraria que da como resultado menos manos de obra en el campo?
Si analizamos la inversión realizada en el campo la complejidad aumenta. De 2001 al 2011 la cartera agrícola de la banca comercial tuvo un crecimiento gigantesco de 5.284% como índice de variación. Es decir, en los años de reforma agraria se otorgaron una enorme cantidad de créditos. ¿Cómo explicar que esa cantidad de dinero destinado al campo genere tan pobres resultados? Nos entra la duda si ese dinero realmente se destinó para lo que debía usarse y además si quienes recibieron tierra tuvieron la oportunidad de disfrutar de esa avalancha de créditos.
¿Y qué ha pasado con la soberanía alimentaria? Pues que ahora importamos más alimentos. Ciertamente una explicación razonable es que a menor pobreza más consumo y para cubrir la demanda debe resolverse importando. Pero parte de esa demanda debería satisfacerse produciendo en el país. Pero tal situación no ha ocurrido.
El hecho es que hoy tenemos menos soberanía alimentaria.
¿Vamos a un nuevo fracaso de la reforma agraria en nuestro país? ¿Se repite la historia de la década de los sesenta del siglo xx?
Esta información puedes conseguirla ampliada en: http://bit.ly/RlbJrS