Elizabeth Cordero perdió a su hijo, Luis Alberto Guédez Cordero, de 26 años, quien fuera presuntamente asesinado por cuatro funcionarios policiales en la avenida Intercomunal El Cují-Duaca, el 26.11.05. Afirma que su hijo fue asesinado como consecuencia de varias denuncias que hizo contra funcionarios policiales que acosaban y extorsionaban a Luis Alberto, quien era parapléjico y caminaba con dificultad. Desde entonces ha librado una batalla para llevar a los presuntos homicidas de su hijo ante la justicia. Tras casi 5 años de trámites
y gestiones, su caso es finalmente llevado a juicio.

Elizabeth Cordero, de 49 años, es docente y madre de tres hijos. Cuando habla de su caso, lo hace con ese tono fuerte, tajante, con la contundencia que caracteriza a quienes están decididos a lograr un objetivo. No se amilana ante ningún obstáculo. Confiesa con determinación que tiene una meta: hacer que los homicidas de su hijo paguen por el crimen que cometieron.

Durante los meses transcurridos, los cuatro ex funcionarios que fueron sentenciados por el homicidio de Luis Alberto continúan, al igual que una veintena que ya están sentenciados, en la sede de la Comandancia de la Policía del estado Lara

Cuenta que su hijo fue asesinado por cuatro funcionarios policiales a los que había denunciado desde el año 2003 por detención ilegal, acoso y extorsión ante el Ministerio Público. Ha movido cielo y tierra, hecho lo humano y lo divino para colaborar con el organismo en la construcción del caso: desde hacer trámites y diligencias hasta conseguir pruebas, documentos y evidencias, pasando por convencer a los testigos, que por miedo, se mostraban reacios a declarar.

Luis Alberto Guédez era parapléjico y junto a su madre y esposa había encontrado un oficio para contribuir al sustento de su recién formada familia, pues la pareja esperaba un hijo. Elizabeth cuenta que su hijo era hostigado por funcionarios policiales desde el año 2003 y que tanto ella como su hija habían colocado denuncias en contra del Cabo primero Juan Carlos Jiménez Pérez, adscrito a las Fuerzas Armadas Policiales del Estado Lara (FAP-Lara).

Estado actual del caso:

Elizabeth Cordero es una mujer que impresiona por su ímpetu y determinación en la lucha. Asistió religiosamente a cada llamado del fiscal, a cada audiencia, a cada cita. Hizo lo que tuvo que hacer y fue a donde tuvo que ir para lograr recabar las pruebas, contactar testigos, sumar solidaridad a su causa y difundir su verdad.

A lo largo de ocho meses, se encargó de informar al Covicil y de invitarnos a los tribunales, instándonos a no llegar tarde, a tomar notas, a estar atentos. Fueron veintisiete audiencias en la cuales la madre de Luis Alberto Guedez se dedicó por entero a demostrar que el asesinato de su hijo fue un caso de violación a los derechos humanos. «Yo se lo prometí a mi hijo y le voy a cumplir» nos recordaba cada vez que el panorama se oscurecía.

Al fin nos llamaron a la sala para escuchar la anhelada sentencia. La voz temblorosa de la juez comenzó por recapitular las actuaciones para explicar cómo las experticias, testimonios y demás pruebas evacuadas durante el juicio confluían para establecer la culpabilidad de los acusados.

Los cuatro policías fueron sentenciados así:

Wilmer Rafael Campos, condenado a 17 años y ocho meses por homicidio calificado por motivos fútiles e innobles y uso indebido de arma de reglamento. Juan Carlos Jiménez Pérez, Johan Lobaton y Yonier Marín condenados a 15 años de prisión por cooperadores inmediatos en el homicidio de Luis Alberto Guédez Cordero.

Cuando salimos de la sala eran cerca de la diez de la noche, una de las hermanas de la victima exclamó con lágrimas en los ojos ¡Al fin descansó mami! Pero Elizabeth no ha descansado. Aunque la sentencia es una de las pocas que ha logrado ser ratificada en la Corte de Apelaciones, aun sigue luchando en contra de lo que llamamos una «sentencia ficticia».

Durante los meses transcurridos, los cuatro ex funcionarios que fueron sentenciados por el homicidio de Luis Alberto continúan, al igual que una veintena que ya están sentenciados, en la sede de la Comandancia de la Policía del estado Lara. Todas la diligencias realizadas para solicitar su traslado a un penal han sido infructuosas y, aunque los condenados ya no forman parte del cuerpo policial porque fueron destituidos, la actual comandante de Polilara Marisol D’ Gouveia ha contratado a uno de ellos como cocinero del comando y, tal como ha sido reiteradamente denunciado, entran y salen a su real parecer. En más de una ocasión han sido vistos por familiares de las victimas paseándose por las calles de Barquisimeto.

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