En su pasado informe “15 años de DDHH en Venezuela: Inclusión en lo social, exclusión en lo político Provea realizó un balance del comportamiento de los derechos civiles y políticos en durante década y media, período 1997-2011. Las cifras, basadas en estadísticas oficiales, demuestran que hay mucho por hacer en el país para asegurar la dignidad humana.

El derecho a la integridad personal mostró un comportamiento oscilante. En total se denunciaron 10.768 víctimas, de las cuales 421 correspondían al patrón torturas. El resto se repartió entre malos tratos, heridos, allanamientos ilegales y amenazas realizadas por funcionarios policiales o militares. La recurrencia de los casos no ha tenido un comportamiento uniforme, teniendo como picos los años 1994, 2004 y 2010. Las principales debilidades diagnosticadas fueron impunidad generalizada en los casos de denuncias de torturas por parte del sistema de administración de justicia; Falta de formación en derechos humanos que unido a la tradicional cultura de violencia de en la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad fomentan las prácticas de torturas y malos tratos a las personas detenidas y, por último, las malas condiciones laborales y de dotación de los cuerpos policiales que afectan el desempeño de los funcionarios.

Las cifras, basadas en estadísticas oficiales, demuestran que hay mucho por hacer en el país para asegurar la dignidad humana

El análisis sobre el derecho a la justicia revela la persistencia de la falta de independencia del poder judicial. Durante el lapso de estudio han persistido el desbalance entre jueces provisorios y titulares, siendo para el 2010 la cantidad de 1479 provisorios, mientras que los titulares apenas alcanzaban la cantidad de 435 jueces, un 23% del total. Entre los años 2006 y 2010 de 30.000 casos denunciados de violación a los derechos humanos el 93% fue rechazado, recibiendo apenas el 0,28%, es decir apenas 84 casos, una sentencia en un tribunal. Entre el 2000 y el 2007 la cifra de 6.885 funcionarios policiales y militares fueron acusados por participar en violaciones al derecho a la vida, siendo apenas 412 privados de su libertad para realizar las investigaciones o sancionados por los hechos.

En el derecho a la seguridad ciudadana las principales debilidades encontradas fueron que pesar de los altos índices de criminalidad y violencia existentes en el país el gobierno nacional ha minimizado la importancia de la consulta y la participación activa de ONG de derechos humanos, observatorios de violencia y criminalidad y expertos en criminología para elaborar una política integral de seguridad. Por otro lado algunos funcionarios del gobierno nacional apoyan la tesis de que la inseguridad es un asunto de percepción y no manifestaciones reales del fenómeno de violencia delictiva. La tasa de homicidios ha mostrado una tendencia zigzagueante, siendo mayor la del año 2008 (52 por cada 100 mil habitantes) y menor la del año 1997 (19 por cada 100 mil habitantes). Escandaloso es el aumento de la cantidad de secuestros en el país, siendo su aumento de 827% entre los años 1996 y 2010. Lo preocupante es que las denuncias insisten que los mismos se realizan con participación y/o complicidad de funcionarios policiales. El caso venezolano contradice la afirmación que a menor pobreza menor violencia ciudadana, por lo que habría que revisar con atención y complejidad las razones de nuestra especificidad.

Sobre el derecho a la vida tenemos que entre los años 1997 y 2011 ocurrieron un total de 2693 violaciones al derecho a la vida en el país. Entre las principales victimarias se encuentran, en primer lugar, las policías estadales con un 50% de los casos. Seguidamente se ubican policías municipales (16%), el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (14%) y funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (13%). Las estadísticas oficiales revelan una situación invisibilizada: La creciente participación de militares en violación a los derechos humanos, específicamente en el derecho a la vida. Los estados donde más ocurrieron estos delitos fueron Distrito Capital (525 casos), Anzoátegui (365 casos), Miranda (250 casos), Zulia (225 casos) y Bolívar, en quinto lugar (212 casos). El patrón más recurrente fue el de ejecuciones (66%), seguido de uso excesivo de la fuerza (8%). Provea considera como principales desafíos en materia de protección del derecho a la vida afrontar la impunidad de las violaciones al derecho a la vida con iniciativas conjuntas del Poder Judicial, Ministerio Público y Defensoría, que permitan acelerar las investigaciones y el desarrollo de los juicios para sancionar a los responsables. También consolidar la iniciativa del Ministerio Público de proseguir la ampliación de unidades criminalísticas a nivel nacional con el Plan de Seguimiento de Casos sobre Violaciones de Derechos Fundamentales, y reactivar la publicación de estadísticas interrumpidas a partir del 2008. Por último mantener una vigilancia estricta sobre la actuación de los funcionarios policiales de seguridad y de la Fuerza Armada Nacional, creando conciencia del respeto absoluto al derecho a la vida y la magnitud de las ejecuciones acaecidas en el país en el pasado reciente.

(*) Coordinador del Programa de Investigación de Provea
www.derechos.org.ve
investigació[email protected]
@fanzinero

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