El sistema penitenciario ecuatoriano se encuentra administrado, controlado y regentado por la Dirección Nacional de Rehabilitación Social: un organismo autónomo, de carácter técnico, funcional administrativa y financieramente, que aplica las políticas penitenciarias emitidas por el Consejo Nacional de Rehabilitación, organismo rector del sistema penitenciario.
La población total (incluyendo personas en detención preventiva y presos de la prisión preventiva) es de unos 11.800 en julio de 2010 (la administración penitenciaria nacional), tasa de población de la cárcel (por cada 100,000 de población nacional 86 basado en una población nacional de 13,78 millones en julio de 2010 (a partir de cifras Celade).
Actualmente el Ecuador cuenta con 36 Centros de Rehabilitación Social, de los cuales únicamente dos son considerados de máxima seguridad y son los que albergan al mayor número de privados de libertad en las ciudades de Quito, con dos mil privados de libertad, y Guayaquil, con más de cuatro mil internos.
Los niveles de violencia se han reducido en las cárceles. En el año 2012 se registraron 9 muertes en los centros penitenciarios. Según las cifras, en el 2005 se registraron 61 casos de violencia intracarcelaria; en el 2006, 33 casos; en el 2007, 26; en el 2008, 21; en el 2009, 19; en el 2010, 23 y el año pasado se registraron otros 10 casos.
El objetivo que persigue el Sistema Penitenciario es la rehabilitación integral de los privados de libertad, proyectada hacia su reincorporación a la sociedad y a la prevención de la reincidencia y habitualidad, con miras a obtener la disminución de la delincuencia.
El sistema carcelario del Ecuador hasta hace menos de dos años se encontraba con graves problemas derivados de la infraestructura, hacinamiento, insalubridad, deficientes servicios básicos, escasos y nulos procedimientos de tratamiento, graves índices de violencia intracarcelaria.
Sin embargo, en la actualidad están en un proceso de renovación, reforma y reestructuración cuyo fin es mejorar la atención a las personas privadas de libertad orientadas hacia su rehabilitación y reincorporación a su medio natural, social, económico y familiar. De ahí que la imagen institucional se encuentra simbolizada en el Ave Fénix como muestra del resurgimiento de un nuevo sistema carcelario y penitenciario ecuatoriano.
Para quienes conocemos el tema penitenciario de Latinoamérica nos faltaría tiempo y espacio para describir cada una de las actividades que se desarrollan y ejecutan en cada centro carcelario y sus situaciones.
Pero, a manera de mensaje, se puede manifestar que «Los sistemas penitenciarios se deben entender como un servicio público de gran importancia y trascendencia en cuanto a que su existencia permite mantener el control de la delincuencia y favorecer a la seguridad ciudadana, más aún cuando a través de este trabajo se logra prevenir la reincidencia delictiva». (Tal Cual, 23.01.13)