g_casas.jpg.520.360.thumbJesús Alberto López Rico (40) vio bajar a los hombres de un Hyundai ayer, a las 8.30 de la mañana, pero sus franelas y gorras rojas le dieron confianza para llegar hasta el frente de su residencia y ofrecerles la mano. Ellos lo asesinaron de seis balazos en la avenida 76 de la Villa Chaguaramos, una invasión que está frente a la urbanización Altamira, en la parroquia Francisco Eugenio Bustamante.

Jesús López fue uno de los que reclamó el hecho -junto a otro hombre- y amenazó a los señalados de denunciar corrupción, estafa y otros delitos en la Fiscalía del Ministerio Público.

Paola Vílchez estaba descontrolada, con lágrimas en los ojos, gritos en la punta de la garganta y dudas en todas sus palabras. Dijo a los vecinos que su marido despertó temprano y estaba en el frente de su casa cuando vio llegar el carro. Ella miraba desde la puerta principal cómo López se acercaba hasta la acera. No hubo palabras de por medio. El silencio se cortó con los seis balazos y luego los gritos alertaron a la comunidad.

Poco después, ya con la Policía científica inspeccionando la escena del crimen, los testigos anónimos dieron su versión. Jesús López era un dirigente comunitario que trabajaba como adjunto del director de la escuela del poder popular del municipio Maracaibo. Con ese salario mantenía a sus seis hijos y a su mujer.

Desde hace un poco más de un año, una mujer llamada Iris Morales donó un terreno que poseía entre el barrio La Lechuga y la urbanización Camino de la Lagunita. Lo entregó a un grupo de vecinos de Villa Chaguaramos para que construyeran casas a los desposeídos del barrio. Ese proyecto lo dirigía López y por ahora esperaba que el Gobierno nacional entregara el crédito que habían aprobado para iniciar la obra.

Dos vecinos, que no se identificaron, aseguraron que el dinero lo entregaron por partes y ya se mostraba la malversación entre los involucrados. Jesús López fue uno de los que reclamó el hecho -junto a otro hombre- y amenazó a los señalados de denunciar corrupción, estafa y otros delitos en la Fiscalía del Ministerio Público.

La advertencia no sirvió de mucho. Lo mataron ayer. Cuando le preguntaron a Paola Vílchez si conocía el nombre del sospechoso, ella dijo que sí, pero se negó a identificarlo. Uno de los funcionarios de la Policía científica escuchó cuando los vecinos le pedían que dijera el nombre de la «asesina», que ella sabía quién era y que denunciara las amenazas que había recibido su marido. El uniformado la invitó a declarar.

Poco se conocerá del caso. La Policía científica se niega a dar detalles de cualquier asesinato que ocurra en el estado Zulia. Pese a que las autoridades tienen la identificación de la principal sospechosa, se desconoce su situación actual. Los deudos de López Rico esperan que hayan acciones pronto. Pidieron justicia y dicen tener miedo.

 

Jesús Alberto López Rico (40) Era un dirigente comunitario. Tenía seis hijos con Paola Vílchez. Residía en el barrio Villa Chaguaramos con su familia.

 

«Solo vi cuando se bajaron los dos hombres. Tenían gorras rojas y franelas rojas. Se hicieron pasar por chavistas. Le dispararon y se fueron en el mismo carro como si nada». (Juan José Faría, La Verdad, 28.02.13)

Paola Vílchez. Viuda de López Rico

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