escuela sin agua“Como Shakira, las autoridades de Hidrobolívar están ciegas, sordas y mudas ante la situación de la UD-128”, comenta Parisada Ortiz, vocera del consejo comunal UD-128, mientras divide su tono entre la jocosidad del comentario y la molestia de la necesidad. Gana el disgusto.

En la institución reciben formación mil 300 estudiantes de educación inicial y primaria que al salir deben afrontar los fétidos olores de montañas de basura que se acumulan alrededor

Antes del anuncio de la construcción del Acueducto Este, que surtiría del líquido a todas las comunidades de Brisas del Orinoco, 25 de Marzo, Inés Romero, Río Dorado y Brisas de Valle Alto, entre otras, el Sector I de la UD-128 era uno de los pocos espacios que tenía suministro de agua.

Con los trabajos de edificación de la obra y la instalación de tuberías, los problemas comenzaron en la comunidad. Ahora, luego de 8 meses de construcción y 39 millones de bolívares invertidos, la culminación del nuevo acueducto, ubicado a pocos metros, dejó sin el servicio a más de 400 familias del sector.

“Parece sorprendente que con la construcción de la planta de agua nosotros estemos peor. Hay que resaltar que las comunidades que no tenían agua, ahora tienen, les llega. Pero a nosotros se nos dañó el servicio. Yo antes tenía agua las 24 horas del día, ahora llega de vez en cuando”, asegura la vocera comunal.

Desde la inauguración de las instalaciones, el sector debe esperar por el suministro de agua hasta cuatro días. Cuando por fin llega, casi siempre en la madrugada, la potencia es baja y la duración se extiende durante pocas horas.

Sin PAE

Durante esta semana el sector no ha disfrutado del servicio. El plantel de la comunidad, la Escuela Bolivariana Brisas del Orinoco, ha tenido que reducir el horario de clases por la situación.

“Ayer (lunes) no se pudo hacer la comida de los niños. Hoy tampoco. No hay agua con qué cocinar y se ha tenido que soltar a los muchachos más temprano. Esto es una escuela bolivariana, los niños están desde las 7:00 de la mañana hasta las 3:00 y se les da almuerzo. Pero estos días no se ha podido. Estamos a punto de perder la comida”, aseguró.

En la institución reciben formación mil 300 estudiantes de educación inicial y primaria que al salir deben afrontar los fétidos olores de montañas de basura que se acumulan alrededor.

“Porque ese es otro problema: la basura. No diremos que no pasan los camiones, sí salen para acá, pero cuando llegan ya están full y no se llevan la basura. Esto es horrible”, expresa Dennis Hernández, vecino del sector.

En la comunidad, el olor de la basura se conjuga con la fetidez de las aguas negras desbordadas. Las tuberías sin mantenimiento se colapsan a diario. El agua contaminada recorre las calles y se queda empozada en los múltiples huecos del asfalto.

Nuevas promesas

El gerente del Acueducto Este, Richard Murillo, asegura que en Hidrobolívar no estaban al tanto de la situación. Hace dos días, confiesa, le llegó la denuncia de la vocera comunal.

Indicó que el trabajo de la empresa se ha concentrado las últimas semanas en la comunidad. Los principales sectores, mayormente las manzanas altas, que durante 13 años no tuvieron el suministro, se les está colocando desde la inauguración del nuevo acueducto.

Señaló que las fallas que se han detectado en el Sector I no atienden a problemas emanados del Acueducto Este, debido a que esa zona depende de Macagua.

“El problema debe ser de manipulación de las válvulas como ya lo hemos visto en otros sectores (…) Estas pueden ser por sabotaje, por desinformación de las personas de la comunidad o por trabajos. No sabemos. Vamos a inspeccionar”, destacó el representante de Hidrobolívar.

Recomendó a los vecinos evitar la manipulación de las tuberías y válvulas que regulan el suministro de la comunidad. Aseguró que esta semana iniciarían las inspecciones y se solventaría la situación. (Rolando Azocar, Correo del Caroní, 13.03.13)

El informe especial 15 años sobre DD. HH.: “Inclusión en lo social, exclusión en lo político” de Provea destaca como aspecto positivo la alimentación, con la reducción de la desnutrición infantil, que pasó de 5,3% a 2,9%, en el período respectivamente.

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