Si somos capaces de ver la diversidad en positivo, y de respetar las diferencias de cada quien permitiendo a todas y todas participar en la toma de decisiones y realizar aportes desde su diversidad la vida será una fuente de enriquecimiento para todos
Juan hoy tiene 45 años, pero fue solo hasta hace 10 años, con ayuda de un psicólogo, cuando pudo sacar del alma lo que llevaba guardado desde kínder por culpa del abuso escolar o bullyn al que lo sometieron no solo sus compañeros sino algunos de sus profesores. Recuerda especialmente a su profesora de educación básica: “Era una de las más crueles, se burlaba siempre de mi estatura y de mi delgadez y, …encima, lo disfrutaba”, señala. Asimismo, recuerda Juan el martirio que para él significaba cuando los hacían formarse por orden de tamaño, desde el más bajo al más alto, pues él siempre quedaba al comienzo de la fila y sus compañeros le decían: “Sal de acá, enano… “. Añade que como era el más bajo y el más flaco, se habituó a ser invisible para evitar la humillación. Nadie lo invitaba a participar en los partidos de fútbol. Luego fue él mismo quien se marginó, porque tenía miedo de que le pasaran un gol, o errar un penal y caer aun más en desgracia con los líderes del salón, esos que contaban con un séquito de alumnos dispuestos a reírse de él.
Este es sin duda un clásico ejemplo de bullyn o acoso escolar que expresa la violencia en el entorno educativo. Oscar Misle, educador, comunicador social y psicoterapeuta, director de Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap), explica que “son blanco de burlas, segregación y exclusión los adolescentes con orientación sexual diferente, con sobrepeso, que vienen de culturas distintas, que son muy estudiosos, tienen cierta condición física o psicológica o con cualquier característica que los haga diferentes. En nuestra experiencia actual con 50 colegios, públicos y privados, el acoso escolar habla de muy poca tolerancia a la diversidad”.
Venezuela, país multicolor
Dicen que cada cabeza es un mundo y es verdad porque todas las personas somos individuos únicos e irrepetibles, con gustos diferentes, historias diferentes, con capacidades, orígenes, ritmos vitales y de aprendizaje distintos… ésta es la realidad diversa en la que vivimos y con la que tenemos que convivir.
Además, en el caso de Venezuela debemos tomar en cuenta que existen diversas razas no solo producto del mestizaje de nuestros tiempos de independencia, sino de la inmigración proveniente de Europa, América latina, América Central y más recientemente de China y de países árabes que han convertido a nuestro país en su segunda patria.
¿Qué hacer, entonces? Para que todos y todas podamos convivir en armonía es necesario, por tanto, que haya respeto o reconocimiento, entendido este como “la consideración de que alguien o incluso algo tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad: respeto mutuo, reconocimiento mutuo… “(1)
Respetando las diferencias en el hogar
Una persona que es respetada aprende a respetar; es por ello, que en el hogar, papá y mamá, o los adultos que allí se encuentren, son los primeros llamados y llamadas a dar el ejemplo y a fomentar un modelo de familia donde cada quien se sienta libre de expresarse y su opinión sea respetada, donde las decisiones de la vida familiar sean tomadas en conjunto, donde se propicie la inclusión de todos y todas las que integran la vida familiar respetando sus diferencias individuales.
Esta es una manera de enseñar el respeto, cuando por ejemplo, es tomada en cuenta la opinión de cada uno de los y las que integran el grupo familiar cuando escogemos a dónde queremos pasar las navidades, el carnaval, la semana santa, de qué color queremos pintar nuestro cuarto, etc.
Podemos decir que en un hogar hay respeto a las diferencias si quienes integran la familia son libres de decidir por ejemplo, a cuál equipo de beisbol van a seguir, por quién van a votar como presidente, alcalde, concejal, a cuál religión me voy a inclinar sin que otro u otra miembro de la familia lo critique o censure o se lo margine por su elección.
XXXXXXXCOLOCAR AL FINAL del texto CON FUENTE DE LEYENDA*****
Fuentes consultadas
1. http://bit.ly/lw9A9Q
2. http://bit.ly/ZQPjjm
3. http://bit.ly/ZQPqvi
4. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
5. Entrevista a Zenits Correia
XXXXXXXXXXXXXrecuadro
Educando para la diversidad
En la escuela es otro lugar clave en que se puede educar para la diversidad. Eso es posible porque a escuela no es solo el lugar donde los niños y las niñas, adolescentes y jóvenes van asimilar el contenido curricular sino además porque allí se debe aprender a vivir la vida, a ser ciudadanos y ciudadanas, a tratar al otro y la otra, y esto pasa por el respeto a las diferencias.
De acuerdo al artículo 20 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, “Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social”. Este artículo debe ser internalizado por quienes ejercen la docencia, el personal directivo de las instituciones educativas, y por los y las estudiantes.
Así, pues corresponde al docente o la docente propiciar un ambiente donde sus alumnos y alumnas puedan sentirse libres de desarrollar su personalidad, expresar sus e intereses sin que esto constituya un motivo de censura por parte de nadie.
El o la docente además debe entender que todos los seres humanos somos diferentes y por ello debe:
Respetar los ritmos de aprendizaje y trabajo de cada quien (usar la frase voy copiando, voy borrando, para forzar a los y las estudiantes a copiar rápido, no está acorde con el respeto a las diferencias)
Propiciar que los proyectos pedagógicos de aula realmente respondan a los intereses de los y las estudiantes.
En el caso de que en el salón convivan estudiantes de diferentes culturas, religiones, etnias, o posturas políticas, el o la docente debe propiciar actividades donde los estudiantes puedan conocer e intercambiar información acerca de sus diferencias para que de allí nazca el respeto mutuo.
Hablar con sus alumnos o alumnas, habiendo propiciado un ambiente de confianza y respeto, para entender las actitudes y formas de actuar de sus alumnos y alumnas en lugar de interpretar que toda violación de la norma implica una sanción. Por ejemplo, si un niño es testigo de Jehová se negará a cantar el himno nacional o izar la bandera porque para su religión éstos son signos de adoración, lo cual no le está permitido.
Si somos capaces de ver la diversidad en positivo, y de respetar las diferencias de cada quien permitiendo a todas y todas participar en la toma de decisiones y realizar aportes desde su diversidad, la vida será una fuente de enriquecimiento para todos y todas
La Voz de los Derechos Humanos
Red de Apoyo por la Justicia y la Paz / Liliana Cadena
www.redapoyo.org.ve 8 [email protected] (Diario La Voz, 18.03.13)