En el ambulatorio El Lucero, ubicado en el sector del mismo nombre, perteneciente a la parroquia Jorge Hernández de Cabimas, los empleados paralizaron ayer las actividades administrativas. También lo hicieron los del Hospital Luis Razzetti en Baralt y los del ambulatorio de Las Morochas, en Ciudad Ojeda.
Son los trabajadores tercerizados que aún no reciben respuesta de parte de la Secretaría Regional de Salud sobre su situación laboral. Aun cuando permanecen en sus puestos de trabajo, que no abandonan por falta de información y porque aún no han enviado al personal que los sustituiría, la compleja situación y la falta de pagos desde diciembre los obligó a emprender acciones más severas.
“Hay trabajadores que tienen hasta 15 años trabajando como contratados que esperan ser absorbidos y aún no nos han respondido. Nos dicen que nos organicemos en cooperativas, y nosotros nos negamos a eso, porque tenemos años esperando un cargo fijo”, expuso Marianela Matos, camarera del ambulatorio El Lucero.
Como ella, muchos trabajadores del centro asistencial se mantienen en la misma incertidumbre. Afirman que no existe comunicación y que, con la falta de pagos, intentan obligarlos a abandonar sus puestos de trabajo.
“Hacemos un llamado a los jefes de Servicio de los centros hospitalarios. No nos vamos a prestar al juego oculto que tienen, porque están pidiéndole currículos a otras personas sin considerar ni darle oportunidad a la gente que ya aquí trabaja”, expresó Douglas Gil, dirigente sindical.
Al complejo escenario se le unen las denuncias contra las antiguas operadoras, que se desentendieron de la situación y no respondieron a los pagos pendientes ni liquidaciones de los empleados alegando que la Gobernación no ha cancelado los recursos.
Los manifestantes anunciaron que, de no recibir respuestas, procederán a medidas más radicales, que incluyen la paralización total del centro asistencial, con excepción del área de Emergencia.
En Baralt y Ciudad Ojeda
Otro grupo se apostó frente a las instalaciones del Hospital Luis Razetti de Mene Grande, en el municipio Baralt, al igual que en el ambulatorio Las Morochas, en Lagunillas. Estefandra García, secretaria de Ecografía, se encadenó. Dijo que sólo permitirá que atiendan las emergencias.
“Le pido al Gobernador que nos atienda. Tengo una hija de cuatro años que mantener y quiero graduarme. Le digo a (Francisco) Arias Cárdenas que si él dice que el gobierno pasado fue malo, que no lo haga peor”.
Sin insumos
Los empleados aprovecharon para denunciar la crisis que atraviesan debido a la falta de insumos en el ambulatorio El Lucero. “No hay ni inyectadoras. Ya no estamos haciendo exámenes de heces ni orina por falta de envases. La mayoría de la gente es de bajos recursos y se molestan y agreden al personal porque ahora le estamos pidiendo los materiales”, expuso Douglas Gil, trabajador.
Además de ello, la falta de vigilancia preocupa a todos los empleados. El ambulatorio El Lucero sólo cuenta con siete custodios sin ningún tipo de armamento que, al distribuirse en guardias, sólo uno labora por turnos y todos ellos se encuentran en la misma situación de incertidumbre por ser tercerizados.(Dioxelis Reyes Hernández, La Verdad, 20.03.13)