ConflictoVEArtículo de Marco A. Ponce y Mikel las Heras

La discriminación por apoyar a un candidato y las reivindicaciones incrementaron los reclamos laborales. El hecho político amalgama a diferentes sectores que sienten tener motivos para protestar

En tiempos como los que vivimos, una situación política delicada y de mucha tensión, la sociedad necesita válvulas de escape y de expresión, y la protesta es una de ellas

Las aguas están revueltas. La crisis política provocada por los resultados electorales y los posteriores hechos, han incidido en la vuelta de un clima de crispación política que en los últimos tiempos había estado estacionada en niveles bajos, en comparación con los primeros años de la década pasada.

La actuación destemplada y las declaraciones del Poder Ejecutivo, Poder Judicial, Poder Moral y del Legislativo, sectores del oficialismo y algunos funcionarios -la criminalización de la protesta y del trabajo de las ONG, la represión desmedida de protestas, el acoso laboral a empleados públicos que votaron, o presumen que lo hicieron, por la opción de la oposición política, la campaña gubernamental, apoyada en cadenas de radio y televisión, tratando de imponer una verdad que ha sido duramente criticada y además, desmontada- han incidido notablemente en el aumento de la conflictividad en todos los ámbitos.

Durante la semana pasada presenciamos cómo diversos sectores que hacen vida en el país continuaron con las protestas por la exigencia de derechos laborales, de vivienda, seguridad y otros.

TRABAJADORES EN EL OJO DEL HURACÁN
La política de discriminación laboral, sumado a las reivindicaciones de salario, deudas, etc, y la próxima entrada en vigencia de la Ley del Trabajo ha contribuido a mantener a ese sector en el tope de las estadísticas de conflictividad. Ha sido una semana profusa en declaraciones, asambleas y protestas, sobre todo en Guayana y Táchira, pero también, en el resto del país y en muy diferentes sectores, como el del petróleo, empleados públicos de ministerios y gobernaciones, etc.

Este sector espera además los anuncios de aumento salarial -hasta el momento existen grandes diferencias entre lo ofrecido por el gobierno y lo exigido por los sindicatos- que sumado a otras medidas económicas que podrían afectarlos, pueden ser un factor que genere más conflictividad a corto plazo.

Hemos observado igualmente, por primera vez en muchos años, un acercamiento en posiciones estrictamente laborales, de centrales sindicales y sindicatos de diferente signo ideológico, quizás atraídos por puntos de encuentro originados en estos tiempos convulsos.

Este hecho lo valoramos positivamente porque la atomización -por motivos políticos- del mundo sindical ha sido un factor determinante en el aumento de puntos pendientes en la agenda de reivindicaciones de los trabajadores, les ha restado poder de negociación ante los patronos, y posiblemente ha sido uno de los factores que ha incidido en los altos índices de conflictividad laboral al no encontrar, los trabajadores y sindicatos, canales de negociación adecuados, con fuerza y capacidad negociadora.

ANUNCIOS DE MAL TIEMPO
En parelelo a la situación política, siguen las críticas y quejas por el funcionamiento de la economía y del país mismo, pues continúan los problemas que han originado en tiempos recientes, mucha conflictividad.

El gobierno ha anunciado que va a enfrentar la crisis eléctrica y la escasez de alimentos y medicinas. Estos son temas importantes, pues son fuente de protestas en la población, algunas de ellas, por cierto, con características violentas. El fenómeno de violencia en las colas de expendios de comida es un elemento que vemos con preocupación por su novedad y por las consecuencias que puede traer si no se enfrentan adecuadamente las causas que la producen.

Los transportistas han anunciado que quieren un aumento en el costo del pasaje.

Este sector es también muy sensible a la hora de las protestas por la incidencia que tiene en el resto de la población.

PROTESTAR ES UN DERECHO
Por primera vez en mucho tiempo, la conflictividad está aderezada con el ingrediente político. Grandes sectores de la sociedad, que no se han movilizado juntos hasta ahora, tienen hoy un punto en común, más allá de los temas por lo que en forma aislada han protestado antes (inseguridad, vivienda, laboral, educación, etc).

Hasta ahora, el liderazgo opositor ha logrado contener las protestas masivas en la calle por miedo a que sean infiltradas y se tornen violentas e inmanejables, y ha propuesto, con éxito, la protesta pacífica con cacerolazos desde las casas. El hecho político amalgama a muy diferentes sectores que sienten tener motivos para protestar. El derecho a la protesta parece estar en el limbo cuando desde el poder se amenaza, se trata de infundir miedo y se la criminaliza.

En tiempos como los que vivimos, una situación política delicada y de mucha tensión, la sociedad necesita válvulas de escape y de expresión, y la protesta es una de ellas.

ConflictoVe Fuente: http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=85562&tipo=AVA

http://www.conflictove.org.ve/analisis-y-opinion/analisis-del-observatorio-venezolano-de-conflictividad-social-y-conflictove-politica-y-protestas-articulo-de-marco-a-ponce-y-mikel-las-heras.html

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