luisa pernaleteNo crean que por ser hoy Día del Padre vamos a proponer de regalo un nuevo MP3 más poderoso, puesto que hablamos del MP6, de paso, otro día trataremos ese tema de por qué se piensa en licuadoras para el Día de las Madres y en aparatos de nuevas tecnologías para los padres, ese es otro cuento, hoy veamos de qué se trata el MP6: Movimiento de Maestros Madres y Padres Promotores de Paz.

En realidad es un sueño, que espera por “financistas”, seguidores para que sea realidad. Es una propuesta para avanzar en hacer de las escuelas y las familias espacios de paz.

Es una invitación a la alianza estratégica entre maestros y maestras, madres y padres sean Promotores de Paz, en sus hogares y en las escuelas, y juntos incidir en el entorno, todos y todas a favor de los hijos de unos y alumnos/ahijados de otros.

Los educadores dicen que la familia no está cumpliendo con su deber de educar en valores y los padres dicen lo mismo de la escuela, mientras, los que están perdiendo son los niños y niñas, que reciben a veces mensajes contradictorios o que simplemente no se sienten comprendidos por ninguno de los conductores

Consideramos que hay que parar esa descalificación mutua que recuerda aquella vieja canción de Las Cuatro Monedas: “La culpa es tuya”, y esos juicios sin el debido proceso.

Los educadores dicen que la familia no está cumpliendo con su deber de educar en valores y los padres dicen lo mismo de la escuela, mientras, los que están perdiendo son los niños y niñas, que reciben a veces mensajes contradictorios o que simplemente no se sienten comprendidos por ninguno de los conductores.

Este “MP6” requiere de mucha comprensión por parte de sus miembros, cambiar la mano acusadora por la mano extendida en señal de apertura y de disposición a cooperar (trabajar junto al otro).

El MP6 es un “dúo dinámico” exitoso que permitiría multiplicar los esfuerzos del hogar y la escuela.

Tal vez en vez de hablar de “Escuela para padres” podríamos, los educadores, hablar de “Escuela con padres y madres”, porque en esto de las nuevas maneras de ejercer la autoridad, por ejemplo, en esto de enfrentar el pulpo de la violencia -fenómeno complejo mulfactorial- no hay expertos, a todos nos ha agarrado de sorpresa y sin suficientes herramientas.

Aprender a escuchar, sería un buen tema de formación para ambos; aprender a pensar antes de actuar y así poder enseñar a los hijos/alumnos a lo mismo; descubrir los riesgos que corren hoy los niños, niñas y adolescentes cuando se sientan frente a un computador -la violencia tiene sus canales on line-; aprender a corregir sin maltratar; reconocer que a veces somos víctimas y… a veces victimarios… ¡Tenemos temas para un diplomado!

El MP6 no es una propuesta sólo formativa, en realidad se forma para actuar e ir creando espacios libres de violencia, tanto en la escuela como en el hogar.

El Movimiento también podría crear “espacios de paz” en la comunidad, podría, por ejemplo, organizar planes vacacionales, no sólo para los hijos/alumnos propios, sino también para aquellos que no tienen la suerte de contar con padres o maestros a los que se les ocurren estas buenas ideas.

El MP6 también podría recordar permanentemente a las autoridades que, según nuestras leyes, los niños, niñas y adolescentes son prioridad absoluta (Art. 78 de la CRBV y 7 de la Lopnna); podría ayudar a los que toman decisiones a buscar los sitios donde construir centros de educación inicial y liceos -faltan muchos-, podrían crear un Observatorio de Aulas y hacer contraloría social en este sentido; el MP6 podría recuperar espacios de recreación en la comunidad; el MP6 podría hacer proyectos para ayudar a los adolescentes en situación de riesgo, podría sugerir al gobierno transformar los módulos de Barrio Adentro que están vacíos en Centros de Orientación Familiar.

El MP6 necesita seguidores, necesita “financistas” dispuestos a dar tiempo y creatividad y mucha “tecnología del saca punta”.

Ya hay acciones concretas en diversas ciudades del país que nos indican que el MP6 es posible y sobre todo, muy necesario. Su creación puede cambiar lamentos por música para muchos padres, madres, educadores y niños y niñas, la música que proporciona la convivencia pacífica. (Correo del Caroní, 17.06.13)

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