Miembros de las juntas comunales de Carapita y Antímano hicieron circular un mensaje de texto desde la noche del martes donde denunciaban que los médicos del hospital Simón Bolívar del complejo hospitalario José Ignacio Baldó de El Algodonal pretendían cerrar el centro como campaña mediática.
El mensaje indignó a pacientes como César Trujillo, quien espera desde hace siete meses por una cirugía de tórax.
Él, junto a otros doce adultos que también aguardan operación en ese servicio, salieron ayer a protestar a las afueras del hospital.
Se le unieron pacientes de ginecología, de cirugía general, mujeres enfermas de tuberculosis y de cáncer.
Unos en sillas de ruedas, otros en muletas, algunos con tapabocas, exigieron la presencia de la ministra de salud, Isabel Iturria, y del presidente Nicolás Maduro.
«Hagan el gobierno de calle aquí en el hospital. Vengan sin previo aviso y siéntense a hablar con los médicos y los pacientes. Aquí me han salvado la vida tres veces pero los médicos trabajan con las uñas», dijo el paciente Eugenio Medina.
Desde hace dos meses prácticamente no existen turnos quirúrgicos.
Mariselvi Manrique, del servicio de Ginecología y Obstetricia, explica que solo hay anestesiólogo un día a la semana (el jueves), «pero ese día no tenemos pediatra, por lo que no podemos operar».
Al doctor Vásquez, anestesiólogo, quien trabajó ocho meses en el centro, hace días le dijeron que no fuera más porque no podían pagarle.
Así ha ocurrido con otros anestesiólogos que se van sin cobrar su sueldo después de tres o cuatro meses de servicio.
La otra limitante para hacer cirugías es la terapia intensiva que no tiene máquinas de aire comprimido, indispensables para realizar operaciones complejas.
En esta área también falla el aire acondicionado y hay salas contaminadas. «Qué hago con hacer control prenatal si no tengo cómo atender un parto», lamenta Fanny Morales, obstetra.
Familiares de pacientes denunciaron que en El Algodonal no se están realizando exámenes de laboratorio básicos como un perfil 20, orina y heces, por falta de reactivos y de bioanalistas.
Ni hablar de una laparoscopia, por la que Lucresia Torres, vecina de Caucagua y enferma de cáncer, tiene que pagar Bs 2.500 en una clínica porque en El Algodonal la máquina está dañada.
El tomógrafo tiene tres años sin funcionar, el servicio de medicina interna está cerrado hace cuatro años por falta de residentes, y los camilleros deben trasladar a los pacientes desde el quirófano hasta hospitalización por las escaleras (cuatro pisos) pues ascensores están dañados.
Los obstetras recuerdan que cuando eran residentes antes de 2009 operaban todos los días, pero en lo que va de año prácticamente no han hecho nada.
En el caso de cirugía general, los residentes explican que la situación se agravó en los últimos dos meses por la ausencia de anestesiólogo, pues en el primer trimestre del año operaban casi todas las tardes.
En el servicio de Anatomía Patológica de El Algodonal no tienen el equipo de corte congelado que se usa para hacer las biopsias a tumores y verificar si son malignos o benignos.
Por ello, cuando un paciente es intervenido se toma la muestra y sus familiares tienen que llevarlo a algún centro privado.
Por esta y otras carencias el área de Anatomía Patológica funcionó hasta ayer, pues con equipos caducos y falta de insumos no pueden garantizar que el material quede bien procesado, explicó el técnico Jesús Matos.
«La tanquilla donde se lavan las piezas que se muestrean está tapada desde hace cuatro meses y ni siquiera eso se ha arreglado». La sala de autopsias de El Algodonal también está inoperativa.
60 pacientes aguardan por una operación de vesícula en El Algodonal, porque la cámara de la laparoscopia se dañó y la pieza está en la aduana hace dos meses.
4 días estuvo una paciente de El Algodonal buscando cupo para su bebé que nació prematuro y requería terapia intensiva neonatal , no lo obtuvo en más de ocho centros que consultó y el recién nacido falleció. (Delia Meneses, El Universal, 08.08.13)