Entre 10% y 15% de los pacientes que requieren radioterapia para el cáncer fallece en la espera de recibir tratamiento en alguno de los centros de salud públicos del país.
Las cifras reveladas por el presidente de la Sociedad Venezolana de Radioterapia Oncológica, Juan Eloy Montenegro, corresponden al número de decesos de pacientes en estado crítico que no podían esperar por la reparación de los aparatos.
“Casi todos los equipos que pertenecen al Estado están paralizados. Muchos de los pacientes que van a radioterapia están en estado crítico. Hace 3 meses, el Hospital Oncológico Miguel Pérez Carreño de Valencia tenía en espera a 80 pacientes y hoy la cifra subió a 300 personas y el equipo sigue dañado”, señaló.
Montenegro calcula que cerca de 2.000 personas requieren radioterapia pero no han podido recibirla o interrumpieron las sesiones porque los equipos se dañaron.
Recordó que en el país hay 19 salas de radioterapia públicas de las cuales, actualmente, sólo funcionan 5. El cierre de las salas por la inacción de los aparatos es subsanada, en parte, por las clínicas privadas.
El médico explicó que la cantidad mínima de aplicaciones de radioterapia es de 25 y su costo está valorado en 80.000 bolívares, aproximadamente.
“Nunca había ocurrido que se paralizaran todos los equipos. Anteriormente, las gobernaciones se encargaban del mantenimiento, pero desde que se centralizó la administración se agravó la situación. Las clínicas reciben todos los días pacientes que vienen de centros públicos. Algunos no pagan por la gravedad de su enfermedad”, dijo.
Terapia que enferma.
Omar Arias, miembro de la Sociedad Venezolana de Protección Radiológica, señaló que la dilación en la reparación de los equipos de radioterapia de la red pública de salud atenta contra la integridad de los pacientes.
Indicó que aquellas personas con cáncer que recibieron sesiones, pero que interrumpieron su tratamiento debido a la falla en los aparatos, están propensas al avance de la enfermedad con mayor rapidez.
“Mientras pasa el tiempo entre una radioterapia y otra hay mayor posibilidad de crecimiento del tumor y de la metástasis. Si está detectado y se sabe que puedes atenderlo y no lo haces, implica que se está matando a los pacientes. Estas personas son un grupo sensible porque dependen de un tratamiento rápido”, insistió.
El especialista explicó que la interrupción del tratamiento es contraproducente porque acelera el crecimiento de las células en la zona intermedia de los tumores.
“Las radioterapias controlan el cáncer atacando las zonas lesionadas, si no se hacen completas se acelera la reproducción del cáncer porque no se destruyen las células en estado latente. Por eso es fundamental aplicar las sesiones completas. El problema está en todo el tiempo que han pasado esos equipos parados, porque el paciente no lo recupera. No podemos permitir que el Estado sea el promotor de la interrupción de los tratamientos”, manifestó.
El médico recordó el caso de un paciente que comenzó la terapia con un cáncer estadio I y que luego de un mes sin tratamiento fue diagnosticado con un cáncer de estado IV.
Arias detalló que actualmente en Caracas los niños con cáncer que debe atender el Hospital Universitario de Caracas son referidos al Hospital de Niños J.M. de los Ríos. Agregó que los equipos del Hospital Oncológico Razetti en Cotiza funcionan a media máquina.
Solicitó a la coordinadora del Programa Nacional de Oncología del Ministerio de Salud, Thaís Morella Rebolledo, atender rápidamente las fallas para garantizar la vida de los pacientes.
“Nosotros en la asociación estamos a la orden para plantear las soluciones que sean necesarias pero tiene que tomarse una decisión urgente”, concluyó. (Lissette Cardona, El Nacional, 20.08.13)