¿Cuál es la paz que quieren las mujeres colombianas?
Norma Villarreal
Colombia está de nuevo ante la negociación de un proceso de paz, frente al cual se tienen distintas miradas y actuaciones. Unas son cuestionadoras. Muchas son escépticas. Otras son esperanzadoras. Las de las mujeres son escrutadoras y proactivas.
Recuerdan que desde siempre han considerado la guerra como la máxima expresión del autoritarismo. Que los guerreros creen que por virtud de que se poseen las armas, se está en posesión de la verdad.
Saben que en el conflicto armado son ellas las que han llevado la peor parte… Son millones las que han sido desplazadas, cientos de miles las que han sido despojadas y violadas u obligadas a ejercer de forma obligatoria servicios sexuales y/o domésticos.
Han evidenciado que el conflicto armado ha exacerbado la violencia en los hogares. Por eso y porque consideran que es necesario un pacto ético que vaya más allá de parar la guerra, están otra vez movilizadas con sus propuestas para encontrar caminos a una real construcción de la paz.
Porque es muy claro para ellas que la paz no es el silencio de las armas. Que va más allá. Que una verdadera paz debe apuntar a la construcción de una sociedad justa. Que hay que crear condiciones para la inclusión social.
Que hay que respetar y valorar la diversidad y las diferencias políticas, porque nadie posee la verdad absoluta. Que la nación colombiana sólo será viable cuando haya una política de seguridad centrada en los derechos humanos y el derecho a la vida y a la palabra de todos y todas.
Que hay que crear condiciones para la trasformación de la cultura autoritaria que subordina a las mujeres e impide relaciones equitativas entre hombres y mujeres y que por tanto el logro de una paz duradera tiene que construir prácticas de justicia “justa” y asegurar medidas para desterrar la violencia contra las mujeres hasta hacerlas “prácticas políticas y culturales inaceptables”.
El discurso de las mujeres para la construcción de la paz colombiana reclama la también eliminación de la corrupción, la manipulación y el oportunismo como forma de control y apropiación del estado para intereses espurios.
Al igual que la defensa y consolidación de la participación ciudadana en espacios de diálogo y concertación para asegurar que en el estado puedan representarse los intereses de toda la población colombiana para el desarrollo y consolidación de una verdadera democracia.
Estas propuestas hacen parte del Pacto Ético por un País en Paz, que ha sido construido desde un colectivo que reúne a ecuménicas, académicas, mujeres víctimas del desplazamiento, junto a mujeres de las fuerzas armadas, desmovilizadas de grupos armados, feministas, campesinas, mujeres de organizaciones de sectores populares urbanos y empresarias.
Se están recolectando millones de firmas de hombres y mujeres para que los negociadores actuales y futuros del gobierno y la guerrilla, entiendan que las mujeres van por una paz sostenible más allá de la coyuntura de un gobierno.
Mariana Rondón
El Festival Internacional de Cine de San Sebastián en su 61 edición reconoció a ‘Pelo Malo’ de Mariana Rondón, con la Concha de Oro a la Mejor película, por unanimidad del jurado presidido por el estadounidense Todd Haynes.
El filme es una crítica a la homofobia y la intolerancia en Venezuela. Cuenta la historia de Junior, un niño de 9 años obsesionado con alisarse su pelo rizado para la foto de la escuela, una determinación del pequeño que hace pensar a su madre en su homo sexualidad.
La directora venezolana se convirtió en la cuarta mujer que consigue el máximo galardón del festival, la primera latinoamericana. Compareció a recibir el máximo galardón con la productora Marité Ugas, con quien trabaja habitualmente.
Pelo Malo es una coproducción entre Venezuela-Perú-Alemania, de apenas medio millón de dólares- la de menor presupuesto del festival.
Refiriéndose al tema de la película, Mariana Rondón expresó: «El debate está abierto y no lo abrí yo, esa solo es una de las intolerancias de las que habla la película. Yo lo único que digo, y lo único que quiero es que, como sea, nos sentemos y hablemos de nuestras diferencias».
«Yo hice esta película para curarme de la angustia de ver tanta intolerancia» . «Pensar distinto a los otros, ser diferente, no es un problema, al contrario es lo más hermoso que tiene el ser humano sobre todo cuando se encuentra con otros».
Mujeres de Cine
-Desde 1985, cuando “Oriana” de Fina Torres ganó la Cámara de Oro en el Festival de Cannes, ninguna película venezolana había obtenido un reconocimiento grande en un festival de cine de alta categoría.
-Pelo Malo también obtuvo mención especial en el Premio Sebastiane, otorgado por la Asociación de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales del País Vasco en el marco del Festival. Además, se hizo acreedora de la mención honorífica del Premio Signis, que otorga la Asociación Católica Mundial para la Comunicación.
-Araya cumple 50 años de haber ganado el premio de la crítica internacional (Fipresci), compartido con Hiroshima, mon amour de Alain Resnais, y el Premio de la Comisión Técnica Superior del Cine Francés en el Festival de Cannes de 1959, que fue uno de los más importantes de la historia porque marcó la irrupción de la Nueva Ola Francesa.
Para información y denuncias
Línea nacional (O8OO-MUJERES) 0800-6853737
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Casa de la Mujer Juana Ramírez “La Avanzadora” – Maracay
(Fundada en 1985)
Programa de Atención a Mujeres en situación de violencia
De lunes a jueves de 8 a 12 y de 1 a 5 p.m.
Viernes de 8 a 12 y de 1 a 4 p.m.
CEDIAR -Centro de Documentación e Información “Aída Arroyo”.
Servicios: lunes a jueves de 1,30 a 5 pm –
Directorio: Órgano Divulgativo de la Casa de la Mujer Juana Ramírez “La Avanzadora” C/ López Aveledo Norte No. 11. Urb. Calicanto. Aptdo. Correos 2028. Telefax. 0243- 2463796 Correo E: [email protected] .
No. 857 Año XXIII 02 /10/2013