La falta de médicos, insumos, fallas en equipos y serios problemas estructurales hicieron que, hace un mes, el hospital doctor Ricardo Baquero González (Periférico de Catia) estuviese al borde de un cierre técnico.
Sin embargo, la institución sigue ante una evidente crisis, reflejada en la ausencia, desde hace varias semanas, de un director para el recinto.
Uno de los servicios con mayores problemas es la Terapia Intensiva, que permanece con las puertas cerradas desde hace unos seis meses. Primero fue por el aire acondicionado averiado y luego por fallas en la toma de oxígeno.
Lo cierto es que aún quedan problemas por reparar, además de que hace falta personal para ocupar unos tres cargos, de los seis que hay para el mismo número de camas.
Mientras, lamentablemente, no se pueden operar pacientes que requieran cuidados intensivos posteriores, como algunas patologías traumatológicas. Deben ser remitidos y trasladados, en su mayoría, por una ambulancia privada, pues la única del recinto no tiene un chofer fijo.
Eso ha reducido en un 30% la capacidad operativa del hospital, de acuerdo con uno de los especialistas del servicio, que prefirió reservar su nombre.
«La Terapia Intensiva es fundamental en un institución porque allí tratas a las personas cuya vida está en riesgo», se lamentó el galeno por la ausencia obligada de la sala.
Este mismo año, debido a la pérdida de camas operativas, el Hospital Periférico de Catia perdió su categoría de hospital tipo 3 que tenía, al contar con unas 100 camas. Ahora se convirtió en tipo 2, con solo unas 80 operativas.
De sus posgrados ha perdido los de Medicina Interna, Pediatría y Terapia Intensiva. Solo sobrevive el de Anestesiología, que afortunadamente cuenta con 14 residentes. «Yo he mantenido a los muchachos aquí», sentenció la jefa del servicio, la doctora Evelyn Rincón.
La falta de personal a nivel general, hace que los anestesiólogos deban velar por los pacientes una vez que salen de sus cirugías, debido al déficit de enfermeras.
Los quirófanos del centro asistencial presentan graves fallas de infraestructura, a pesar de que no hace más de un año de su rehabilitación, en diciembre de 2012: problemas eléctricos quemaron unos monitores, se levantó el piso de varias de las salas y fallaron las máquinas de oxígeno.
También han tenido complicaciones con parte del equipo tecnológico chino que trajeron para los pabellones y las llamadas sin respuesta del técnico encargado, por parte de Minsalud. De las seis salas quirúrgicas solo funcionan tres.
Como el resto de los hospitales, el Periférico de Catia no se escapa de la falta de insumos. Hace unas semanas el retraso en el envío de prótesis por parte del Ministerio de Salud hizo que se paralizaran las intervenciones traumatológicas, aunque habían 70 pacientes en espera.
«Siempre falta algo», aseguró Rincón. «De anestésicos tenemos los básico pero a veces falta morfina, relajantes musculares…».
La falta de insumos alcanza al laboratorio del nosocomio, que no cuenta con los reactivos necesarios. Apenas realiza exámenes básicos, como hematologías. La cadena de males se extiende a la falta de placas de rayos x, porque la máquina está averiada desde hace dos meses. Los pacientes son remitidos al CDI cercano, que también sufre de averías constantes de los equipos.
Mientras, personal médico espera por un nuevo director. «Lo que más preocupa es la mala gerencia. Que colocan a gente no capacitada en cargos de importancia», señaló Rincón, quien lleva 30 años en el centro asistencial y ha sido testigo del deterioro del centro asistencial. (Valentina Ovalles, El Universal, 18.11.13)