Marino AlvaradoEl próximo domingo 08 de diciembre el pueblo venezolano asistirá a una nueva jornada democrática para ejercer el derecho político al voto. Participar será muy importante cualquiera sea las opciones políticas por las cuales se simpatice.

El voto es una de las maneras como podemos incidir en la gestión pública, una forma de intervenir buscando cambiar situaciones que puedan contribuir a mejorar las condiciones de vida, fortalecer la institucionalidad y mejorar el sistema político existente.

Desafortunadamente por la extrema polarización política existente en el país, los comicios próximos han querido convertirlo los principales partidos en un plebiscito sobre si se apoya y rechaza al gobierno, restándole importancia a lo fundamental.

Lo que está en juego son futuras gestiones públicas en el municipio. Y si bien muchos aspectos dependen de políticas de carácter nacional, otras muy importantes dependen de la municipalidad. El aseo urbano, alcantarillado, transporte público e incluso servicios de salud y educativos desarrollados por la gestión local.

Una de las perversiones que hay que superar es la de convertir las alcaldías en bastiones de partidos políticos. Si el triunfo se asume como un trofeo para que el partido político vencedor se aproveche del poder transitorio que tendrá, los resultados no serán muy buenos

La gestión municipal también puede contribuir en asuntos macro como la lucha contra la pobreza o garantizar más seguridad ciudadana y mejorar el entorno urbano en nuestras ciudades.

Por ello, no hay que caer en la trampa de votar contra o a favor del gobierno nacional. Hay que votar por candidatos que consideremos pueden conducir de manera adecuada las políticas de carácter municipal. Y esos candidatos y candidatas pueden simpatizar o no con el gobierno o la oposición y muchos con seguridad son independientes.

En la medida en que el voto se produzca pensando en la gestión local, estaremos aportando más al sistema democrático y fortaleciendo el derecho político a elegir y ser elegido.

Después queda la labor de realizar una activa contraloría social exigiendo a quienes salgan electos que rindan cuentas y cumplan con los programas de gobierno que ofertaron. Activar, de ser necesario, después los mecanismos revocatorios que es otra forma de participación política.

Quienes salgan electos tienen la obligación de manejar de manera adecuada los recursos públicos y realizar una gestión que sea inclusiva en lo social y en lo político.

Una de las perversiones que hay que superar es la de convertir las alcaldías en bastiones de partidos políticos. Si el triunfo se asume como un trofeo para que el partido político vencedor se aproveche del poder transitorio que tendrá, los resultados no serán muy buenos.

Muy posiblemente se practicará la discriminación política, se dejará de convocar a personas adversas a esa tolda política pero que tienen capacidad y disposición para aportar a la solución de los problemas y se hará un uso irregular de los recursos de la municipalidad.

Finalmente, es muy importante respetar los resultados electorales que emita el Consejo Nacional Electoral. Saber perder es una forma de ejercer la democracia. Cualquier inconformidad debemos canalizarla usando los mecanismos legales y bajo formas absolutamente pacíficas.

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