Les escribo en el contexto de la última marcha indígena wayuu en Paraguaipoa en contra de la criminalización del pueblo wayuu, a quien el gobierno acusa de ser el causante de la falta de comida en toda la frontera colombo-venezolana.
La zona está totalmente militarizada. Estos aplican una especie de suspensión de garantías constitucionales sin decreto oficial alguno, pues, desde hace meses se sienten en la autoridad de allanar casas, destruir viviendas, vehículos y cualquier cosa que consideren pueda ser utilizada por el pueblo wayuu como instrumento para el “contrabando de extracción” de alimentos o combustibles.
Todo wayuu es sospechoso, a priori, de ser contrabandista; por tanto, “antipatriota”, esto es, anti-plan-patria, y no pasará mucho tiempo en que sea catalogado de terrorista, especialmente, porque si hay un pueblo que tiene conciencia de su soberanía sobre su espacio territorial ese es el pueblo wayuu; por tanto, para ningún wayuu su territorio está en discusión, sea con el estado venezolano o con el estado colombiano. Un wayuu es wayuu y no colombiano o venezolano.
Sobre esta dualidad fronteriza el wayuu ha sabido manejarse desde el sentido de la negociación y la diplomacia; sin embargo, nunca ha dudado de su territorialidad.
Hoy, para ocultar que a través de empresas de maletín, es decir, inexistentes, y que al mando de la alta dirigencia del PSUV se constituyeron para drenar recursos que permitieron financiar el torcimiento de voluntades electorales y que todo el mundo sabe creó el propio gobierno (con Chávez vivo), pero que también sirvieron para enriquecer a lo que es vox populi se ha constituido como la “boliburguesía”, esto es, los nuevos ricos chavistas, se extraviaron nada más y nada menos que unos 137 mil millones de dolares durante todo el mandato de Chávez, lo que llevó a liquidar toda posibilidad inmediata de producción propia de alimentos no con la agroindustria, sino con los campesinos, los sin tierra. Dicho de otra manera, ningún gobierno tuvo nunca la posibilidad de poder político como para abrir las puertas a la producción de una soberanía alimentaria desde el propio campesinado y, por supuesto, desde las comunidades indígenas, fue el gobierno de Chávez.
Sin embargo, es Chávez y será Chávez el gobierno responsable de la liquidación de toda iniciativa autónoma, propia de una otra economía.
Sin embargo, hoy, cuando el desastre creado, la pobreza creada, y la condena de que como país, supuestamente incapaz de sembrar una raíz de yuca y, por tanto, obligado a cambiar un barriles de petróleo (en los que se va la vida de pueblos como el añu y el pueblo wayuu), o toneladas de carbón por frijoles, maíz o café, son los añuu y los wayuu como minorías antipatriotas por ser indígenas o no reconocerse como nacionales, los señalados y criminalizados por el poder del estado-gobierno-chavista (ahora madurista) como los culpables de que la mayoría de los pobres nacionales no consigan en el mercado frijoles, harina de maíz, pollo, papel sanitario o cualquier otro producto de primera necesidad.
No es el gobierno y su política económica entreguista y colonizada, sino que es por culpa de unos “malditos guajiros y paraujanos bachaqueros”. “Pero que no se preocupen los pobres de Caracas, a esos malditos indios los vamos a meter en cintura, pues, si a algún pobre ha defendido Chávez, son los pobres que viven en la capital, pues, a fin de cuentas, son los que nos permiten ser la mayoría”. Qué vale más? ¿Un CDI con médicos cubanos en Caracas o que esos desgraciados guajiros sigan contrabandeando en la frontera con Colombia?.
Esto ha sido auspiciado por el gobierno, y más intensamente por los que todo el mundo saben son dueños de las empresas de maletín que se apoderaron de todas las reservas internacionales del país pero que además dirigen importantes instancias del Estado-gobierno.
Ellos quebraron al país, lo han venido entregando a pedazos a chinos y rusos, y, efectivamente, quien administra desde el sistema de identificación hasta las fuerzas armadas con la benevolencia de militares sin honor ni dignidad, son militares cubanos. Sin embargo, son los wayuu los acusados, perseguidos y asesinados por esos mismos elementos de las Fuerzas Armadas Venezolanas que se han entregado a las fuerzas de ocupación sólo por dinero, solo porque les permitan extorsionar as los wayuu cuando llevan alimentos a sus familias en la Alta Guajira.
Hasta ahora, van unos 25 wayuu asesinados por estos militares que responden a las directrices del gobierno de ocupación chino-ruso-cubano. Hoy, 3 de febrero, en la marcha que los wayuu realizaron en Parawaipoa nos informan de tres heridos de los que no se sabe su verdadera condición, pues, además, está prohibido la transmisión de estas noticias por los medios y sólo a través de las llamadas redes sociales sostenemos comunicación con los hechos; de tal manera que no sabemos si la cantidad de muertos wayuu aumentará luego de la jornada de hoy.
En todo caso, es un hecho que los que están en el gobierno son enemigos no sólo de los pueblos indígenas, son enemigos del pueblo venezolano, toda vez que, en función de permanecer disfrutando del poder, han entregado el destino de todos a fuerzas extranjeras que nos están dilapidando y convirtiéndonos en parias en nuestros propio país, apoyados por un alto mando militar que deberá ser juzgado por alta traición, toda vez que no sólo reciben órdenes directas de gobiernos extranjeros sino por criminalizar y asesinar a los pueblos originarios que, en definitiva, son los que están defendiendo los últimos espacios territoriales que sustentarán en el futuro inmediato la persistencia de Venezuela como país independiente y soberano. (José Quintero Weir / Wainjirawa, publicado en LaGuarura.net, 03.02.14)