OLGAEl 15 de agosto de 2009, el poder legislativo, entre tropiezos, medias consultas, dimes y diretes entre parlamentarios del gobierno y oposición, fue promulgada la Ley Orgánica de Educación, cuyo objeto, de acuerdo a la ley es el siguiente: «desarrollar los principios y valores rectores, derechos, garantías y deberes en educación, que asume el Estado como función indeclinable y de máximo interés…».

En este sentido, el Poder Legislativo estableció en aquel momento que en un lapso no mayor a un año a partir de la promulgación de dicha ley, es decir desde el 15-08-2009, se aprobaría y promulgaría su reglamento y las leyes especiales que derivan de esta ley orgánica.

A casi cinco años de la aprobación de la Ley Orgánica de Educación, pareciera que estos compromisos han sido olvidados o se ha perdido el interés por parte de la Asamblea Nacional y del Ejecutivo Nacional, pues no hay ni siquiera intenciones por parte de éstos de incluir dentro de sus prioridades la discusión que conllevaría a que el Sistema de Educación Venezolano esté regulado con leyes vigentes y no como estamos hasta ahora, una nueva ley de educación que funciona con un reglamento de los años 80 y leyes caducas y desvinculadas o en desfase con la realidad educativa o que no existen como en el caso de las leyes especiales asociadas a los subsistemas de educación básica y universitaria.

Los venezolanos merecemos una educación de calidad, y la calidad pasa entre otros aspectos por garantizar educadores bien formados, comprometidos y bien pagados, que haya suficientes instituciones educativas para que no quede ningún venezolano excluido del sistema educativo, presupuesto equitativo, suficiente, prioritario y progresivo para que la educación no decline. Por supuesto, la calidad educativa también conlleva la promulgación de leyes oportunas y ajustadas a la realidad y preferiblemente que surjan de una amplia consulta y consenso democrático.

En 2009 se aparentaba tener mucho interés en promulgar la ley, hasta parecía una prioridad para el Estado en ese entonces. Hoy nos preguntamos ¿qué ha pasado con ese interés?, ¿la educación pasó a otro plano?. ¿A qué plano?. Mientras el poder legislativo pelea, se insulta e irrespeta defendiendo cada uno sus posturas políticas, la educación en Venezuela espera por que el Estado cumpla con su función indeclinable y de máximo interés.

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