Una vez más el gobierno venezolano de manera apresurada descalifica el Informe sobre la Democracia y los Derechos Humanos en Venezuela publicado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el pasado miércoles 24. Es la conducta reiterada desde el 2003 que en nada contribuye a producir un debate serio y responsable sobre cómo mejorar la situación de los derechos humanos en nuestro país. Lo adecuado, democrático y coherente con el hecho de haber suscrito el Estado venezolano más de 80 convenios en materia de derechos humanos, es analizar las observaciones de la Comisión, evaluar las recomendaciones y adoptar medidas adecuadas para implementarlas. Aquellos aspectos del informe y recomendaciones que el gobierno no comparta tiene el pleno derecho de cuestionar y criticar incluso de manera pública y además usar los mecanismos institucionales de la Organización de Estados Americanos para realizar dichas observaciones. Pero descalificar todo el informe y despreciar el esfuerzo de la Comisión es colocarse de espaldas a una conducta cónsona con el real interés de mejorar la situación de los derechos en el país.
El informe de la Comisión no es una intromisión de un organismo extranjero en los asuntos del país. La Comisión tiene el derecho y el deber de realizar dicho monitoreo como parte de las obligaciones que se desprenden de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y es una labor admitida por el Estado venezolano desde el momento que ratificó tan importante tratado internacional. El propio Presidente Chávez en el año 2000 al visitar en Washington a los integrantes de la Comisión Interamericana los exhorto contribuir con el monitoreo y mejora de la situación de los derechos humanos en Venezuela. Y el Informe es una manera de ayudar en ese propósito. La conducta gubernamental de descalificar es parte de esa gran intolerancia que muestra frente a la crítica a su gestión. No admite el más mínimo señalamiento de sus errores y carencias incluso de aquellas reconocidas por el presidente Chávez y otros importantes voceros gubernamentales.
Por ejemplo, en más de una ocasión han reconocido el grave problema con las policías en cuanto a sus contantes y diversas formas de maltratar a la ciudadanía. Eso que también lo afirma lo Comisión ni siquiera se admite. El gobierno igualmente ha manifestado su preocupación por la difícil situación en las cárceles y sin embargo descalifica el diagnóstico que la Comisión realizó. Se podrían enumerar muchas otras situaciones a la vista de todos y todas.Lo único que le interesa es afirmar una y otra vez que la Comisión y su labor es parte de un plan para desprestigiar al gobierno. Que poca seriedad para manejar un asunto tan delicado como es la relación con los organismos multilaterales de protección de los derechos humanos. (Tal Cual, 26.02.10)
Pero no le parece que la CIDH utiliza el informe de manera política para cuestionar al gobierno, no creen que esa CIDH tampoco piensa en los derechos humanos de los venezolanos, al publicar un informe y al dejar a Venezuela en un capitulo especial que lo que hace es cuestionar y politizar los derechos humanos, sin un interés concreto de solucionar nuestros problemas. Porque no hacen un informe especial sobre México por ejemplo, u la situación de los detenidos en Guatanamo, o las consecuencias del bloqueo económico de Estados Unidos hacía Cuba. Porque no hacer un informe sobre las fosas comunes en el continente.
La CIDH le hace el trabajo al departamento de Estados de US; no es casualidad que sea ese país en mayor contribuyete de recursos financieros.