Marino AlvaradoLas investigaciones sobre los asesinatos ocurridos en el marco de las protestas de 2014 avanzan lentamente, pero avanzan. Bien por la Fiscalía. En la medida que se van conociendo algunos resultados se va desmoronando el discurso del gobierno sobre los sucesos y sale a flote su gran irresponsabilidad en el tratamiento de los hechos, aspecto que tuvo incidencia en la exacerbación del conflicto.

El 12 de febrero  de 2014 lamentablemente como consecuencia de acciones violentas tres venezolanos fueron asesinados: Juan Montoya,  Roberto Redman y Bassil da Costa.  

El asesinato de Juan Montoya fue el que más resaltó en los medios de comunicación sobre todo oficialistas. Había motivos para ello. Varios dirigentes del partido del gobierno inmediatamente realizaron acusaciones sobre los presuntos responsables.

Juan Montoya era coordinador del denominado Secretariado Revolucionario de Venezuela el cual agrupa a varias organizaciones pro-gobierno algunas de las cuales reivindican el uso de las armas y tienen una estructura y actuación de naturaleza paramilitar. Era por lo tanto un dirigente de los grupos radicales del chavismo.

Los funcionarios del gobierno en general y la dirigencia política deben comprender que sus malas actuaciones en situaciones como las de febrero-mayo 2014 pueden contribuir a incrementar la violencia y además obstaculizar las investigaciones

Sobre su asesinato ese mismo día el presidente de la Asamblea Nacional  Diosdado Cabello estableció alegremente responsabilidades afirmando: “fascistas, asesinos y después hablan de diálogo” refiriéndose al liderazgo de la oposición.

El señalamiento era claro. Y con ello excluía de cualquier responsabilidad a funcionarios policiales o civiles armados pro-gobierno. Dicha acusación ampliamente difundida por el Sistema Bolivariano de Medios Públicos durante ese día y los siguientes sirvió para que dirigentes medios de los partidos pro-gobierno la repitieran a lo largo y ancho del país.

Que esa acusación emanara de una persona con altas responsabilidades en el Estado venezolano tuvo profundas consecuencias para elevar la tensión que se vivía en el país en esos momentos.

Pero más lamentable aún y por supuesto con mayor responsabilidad es que el presidente de la República se haya sumado a establecer responsabilidades e incluso indicar imprudentemente cómo ocurrió el asesinato.

Dos días después de la muerte de Montoya, el Presidente afirmó que tanto Bassil Da Costa y Juan Montoya habían sido asesinados con la misma arma en diferencia de minutos. Y en el contexto de la declaración deja entrever que los disparos salieron desde los manifestantes. ¿Qué pretendió el Presidente lanzando tan temeraria afirmación?

Las investigaciones en torno al caso se orientaron en un sentido totalmente contrario al discurso gubernamental. Así lo estableció el Ministerio Público,  a indicar que el presunto responsable de la muerte del líder de los colectivos es un integrante del propio Secretariado Revolucionario de dichos colectivos.

Tal vez se pueda además confirmar que ese día 12 de febrero, junto a funcionarios policiales, hubo civiles armados que dispararon en el contexto de la manifestación. La pregunta que me hago ¿Cuántas personas pudieron ser heridas por los disparos de los civiles armados? Y ¿Estaba Juan Montoya infiltrado en la manifestación y resultó muerto como consecuencia del ataque? ¿Estaba disparando también contra los manifestantes y accidentalmente fue asesinado por uno de sus compañeros? La continuación de las investigaciones pudiese dar respuesta a esas interrogantes.

Quienes también deben dar respuesta al país ahora son Diosdado Cabello y el Presidente de la República. Actuaron de manera imprudente y ojalá la experiencia les sirva para no cometer el mismo desacierto en situaciones parecidas.

Los funcionarios del gobierno en general y la dirigencia política deben comprender que sus malas actuaciones en situaciones como las de febrero-mayo 2014 pueden contribuir a incrementar la violencia y además obstaculizar las investigaciones.

Finalmente mi reconocimiento a su hermano Jhonny Montoya quien por encima de sus posiciones ideológicas priorizó el reclamo de justicia y a pesar de los ataques y amenazas no se intimidó.

Un digno ejemplo para el resto de los familiares de las víctimas. Ningún homicidio debe quedar impune y de todas las maneras posibles seguiremos acompañando las exigencias de justicia.

@marinoalvarado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *