El sábado 09 de agosto, un oficial de policía de la población estadounidense de Ferguson, Missouri, disparó fatalmente a un adolescente negro, Michael Brown, mientras se dirigía a la residencia de su abuela con un amigo. Tenía 18 años de edad. Los diferentes testimonios aseguraron que Brown estaba desarmado y tenía sus manos en el aire cuando fue asesinado: “El oficial disparó de nuevo y una vez que mi amigo sintió ese tiro, se dio la vuelta y puso sus manos en el aire”, declaró el testigo Dorian Johnson.
Si bien la policía ha asegurado que Brown había participado en un robo a un abasto, lo cual ha sido refutado por los familiares, el operativo policial ha sido claramente una violación al derecho a la vida, avivando la discusión sobre las posibles motivaciones racistas en la actuación de los funcionarios.
El hecho desencadenó la indignación en la localidad, la cual ha protagonizado varios días de protesta, que a su vez ha sido acompañada por acusaciones de actuación desproporcionada de la policía frente a la manifestación de la gente.
Las imágenes que hemos visto sobre el uso de bombas lacrimógenas y balas de goma contra la protesta, en Estados Unidos, nos recuerdan las recientes actuaciones de la Guardia Nacional Bolivariana contra los trabajadores de Sidor y los estudiantes. Ambos países se hermanan en el abuso de poder contra la protesta pacífica. Y en ambas situaciones, para continuar con los paralelismos, ha sido estelar la actuación de una organización de derechos humanos llamada Amnistía Internacional (AI).
En nuestro caso Amnistía Internacional difundió el informe “Venezuela: Derechos Humanos en riesgo en medio de la protesta”, el cual fue realizado por un equipo de investigación que visitó ciudades y entrevistó a víctimas de la represión policial y militar. Esta publicación fue crucial para visibilizar en la comunidad internacional las violaciones que estaban ocurriendo en nuestro país. Seguidamente, su monitoreo sobre la evolución de la situación generó varios pronunciamientos que mantenían un nivel de información desde la perspectiva de los derechos humanos.
La respuesta oficial fue desestimar el informe. Algunos voceros oficiales, como Marco Hernández del grupo “Periodistas por la Verdad”, hacía público el sentimiento de muchos altos funcionarios: “Amnistía Internacional es parte de ese plan mediático de conspiración y ese plan oculta la verdad de los hechos”, como declaró en una entrevista en el Canal 8. Sin embargo, la propia Fiscal General de la República tuvo una reunión con los representantes de AI para expresar la versión oficial sobre las manifestaciones.
Una reunión similar, pero en Ginebra fue realizada entre la Defensora del Pueblo, Maria Gabriela del Mar Ramírez, con miembros de la organización. Sin embargo, la postura de la funcionaria confirmó las preocupaciones de los defensores de Derechos Humanos. Cuando se le preguntó sobre el caso de las agresiones contra Inti Rodríguez, miembro de Provea, por parte de un grupo paramilitar, Ramírez las justificó diciendo que Rodríguez había sido atacado por su pasado de militancia en una organización partidista y no por ser parte de una ONG.
Al igual que en Venezuela en Estados Unidos AI ha tenido una actuación basada en sus valores, independientemente del signo gubernamental. Lo que ha hecho AI en Ferguson puede servir de referente de cómo actuar frente a situaciones de alto riesgo para los derechos humanos. La organización decidió enviar al sitio un equipo de observadores, integrada por 13 miembros, quienes han venido informando en tiempo real, a través de redes sociales, sobre el desarrollo de los acontecimientos.
Para cualquiera interesado en la mirada desde derechos humanos al conflicto, ha tenido en esta cobertura un nivel de información insustituible. Los activistas, debidamente identificados, han venido difundiendo mensajes a través de sus cuentas de tuiter, las cuales han sido agrupadas en una lista por el perfil oficial de la organización, y que puede consultarse en https://twitter.com/amnesty/lists/amnesty-in-ferguson.
Esta tarea, difundir información al instante en que los hechos suceden, ha podido neutralizar o evitar más actuaciones desproporcionadas de la fuerza pública, convirtiéndose en una fuente de noticias para los propios medios tradicionales de comunicación.
Por otro lado, Facebook ha servido para que los activistas publiquen información más detallada sobre las jornadas, recibiendo el feedback de su comunidad de usuarios. Esta cantidad de información ha sido depurada por la propia Amnistía Internacional, que va relatando sobre cada día de manifestaciones a través del blog institucional del grupo Estados Unidos: http://blog.amnestyusa.org/.
Tenemos así tres niveles de información: La primera al instante, de observadores sobre el terreno; la segunda más detallada y destinada a la interactividad y las convocatorias a la acción y, por última, reportajes de actualización basados en los anteriores.
Este trabajo se ha complementado con reuniones formativas y coordinativas de los miembros de AI con organizaciones locales, así como las exigencias a las autoridades en materia de derechos humanos.
(*) Coordinador de investigación de Provea
www.derechos.org.ve
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@fanzinero