Imaginemos que soy una directora de un plantel; digamos que de San Félix, ubicado en una comunidad popular y estoy reunida con todo el personal. Estamos evaluando lo que ha sido el año escolar 2014/2015, o sea, es el último consejo de maestros del período que comienza. Estamos al 20 de julio de 2015. Estas son mis palabras en esa escena.
Me siento cansada, muy cansada, pero muy contenta. He revisado mis registros y encuentro motivos por los cuales alegrarme y quiero felicitarlos a todos. ¡Qué bueno que también está el personal administrativo y obrero! ¡Todos son importantes!
1. Comencemos por los logros en la infraestructura. ¡Por fin techamos la cancha! El consejo comunal cooperó, la iluminaron muy bien, y ello ha permitido que los muchachos puedan estar hasta el atardecer. Además todo el año se ha hecho mantenimiento y no se ha dejado todo para operativos esporádicos. Los padres, junto a sus hijos y autoridades de la Alcaldía, han visto la importancia de este trabajo.
2. Se incrementó la matrícula en primer grado. Hemos ido casa por casa hablando con las madres. Las mejores maestras se han puesto en ese grado. Hemos ayudado a la gente de la comunidad vecina, donde no hay un centro de educación inicial. Ese es un problema en los barrios de creación reciente.
3. Se ha reducido la deserción en el primer año de bachillerato, ¿Se acuerdan que en el año antepasado se nos fueron nueve por cada sección? No ha sido fácil. Creo que el plan de ayuda de “compensación pedagógica” para ayudar a los que iban mal, con el apoyo de los estudiantes universitarios que hicieron su servicio comunitario con ese programa ¡Fue éxito! Pero creo que también fue determinante todo el trabajo en las horas de guiatura, horas en las que ubicamos a los mejores profesores, bueno, y gracias a que el Ministerio entendió que estas horas debían entrar en horario y ser pagadas a los responsables.
En este sentido, además de felicitar a los profesores guías, debo reconocer el trabajo que se tomaron al tener contacto con los estudiantes que se fuero en años anteriores. Animarlos a volver, o a buscar alternativas, como por ejemplo, ir al Centro de Capacitación Laboral que la iglesia abrió en la parroquia.
4. Programa estrella el de Aprender a convivir. ¡Cuántos conflictos se han resuelto por vías pacíficas! Toda la formación sistemática, y no espasmódica, para enseñar a los estudiantes desde el primer grado, a “pensar antes de actuar”… hasta ustedes se beneficiaron. Nos ayudaron los compañeros de Fe y Alegría del colegio vecino. Las alianzas son importantes. ¿Y qué tal todas las estrategias para eliminar los apodos humillantes? Animaba ver los carteles en las puertas de los salones: ¡“Este grado es territorio 100% libre de apodos! No se ha puesto en todos, pero esa será la meta para el próximo año escolar. Ya se sabe que se requieren al menos 3 años para pacificar un colegio. Hay que continuar, sea quien sea el director”.
5. Determinante fue la formación de las madres -también vinieron algunos padres-. ¿Vieron cómo fueron cambiando y cómo eso influyó en el comportamiento de los hijos? La “graduación” del primer grupo de Madres Promotoras de Paz fue hermosa. ¡Lloramos todas, pero de felicidad! Hay que crear un grupo por grado. ¡Hasta en Correo del Caroní salió!
Hicimos muchas otras cosas más. Hay que mencionar que los nuevos docentes, que entraron por concurso, ayudaron mucho. Ha sido un trabajo diverso, pero con metas claras, para no perdernos.
Por todo lo anterior estoy muy contenta, y sé que ustedes también. Nos hemos convencido de que si se puede hacer algo por los muchachos y por el país. Claro, las altas autoridades también deben hacer lo suyo. Por cierto, ya llegó el bono vacacional, merecido se lo tienen.