El problema del vertedero de basura de Cambalache en Ciudad Guayana no es de ahora. Sorprende saber que en 1985 se iniciaron operaciones en ese sector y se suponía que tendría vida útil para 12 años y 3 de extensión. Eso significa que a lo sumo para el 2000 debió desaparecer. Desde ese año son muchos los llamados de alerta de alerta que han salido desde diferentes sectores de ciudadanos. No ha sido un problema escondido.
Repaso sólo algunos datos para que usted saque sus conclusiones: recibe un promedio de 500 toneladas de desechos que no son clasificados; está ubicado a 1.250 metros del río Caroní; se queman los desechos sólidos para reducir el volumen, pues ya no cabe más basura en el lugar, esos incendios, algunos espontáneos otros provocados, aumentan los niveles de contaminación de toda la ciudad, añada que no hay extracción de los gases tóxicos que genera la descomposición de la basura, una buena parte va a parar a los pulmones de los habitantes; los lixiviados( el líquido que sale de esos desechos ) van a un caño que descarga sus aguas al Orinoco, ¡pobres toninas!, ese mismo líquido se filtra debajo de las casas de los residentes de Cambalache, porque en sus alrededores vive, o malvive gente; las fundaciones que trabajan con niños con autismo dicen que si bien este síndrome ha aumentado en todo el mundo, en el estado Bolívar, aunque no se conozcan datos oficiales, el crecimiento de niños con autismo es muy alto.
En el 2010 PROVEA, en el boletín con fecha del 5/11 de ese año, alertó sobre el problema. Recogió opiniones de expertos y decían, para esa fecha, que para cerrar Cambalache había que construir primero un relleno sanitario en otra parte y que eso no era tan complicado.
El 27 de enero del 2014, Oriana Faoro, del Correo del Caroní, recordaba que en octubre del 2011 el gobierno regional, el municipal -con las mismas cabezas de hoy al frente- y autoridades del desaparecido Ministerio del Ambiente, inspeccionaron el basurero y hablaron de iniciar labores para sanear el mismo, además dijeron que en pocos meses sería un vertedero controlado. Eso fue en octubre del 2011, repetimos el año para que saque la cuenta. Estamos en octubre del 2014 y Cambalache sigue ahí, humeando y generando enfermedades en Ciudad Guayana.
No basta con recordar que según nuestra constitución, en su artículo 19, el Estado garantizará a los ciudadanos – a nosotros, todos y todas – el disfrute de los derechos humanos; o el 83, que reza que tenemos derechos a la salud, o el 127 que dice explícitamente que tenemos derecho a un ambiente sano: “ es una obligación fundamental del Estado , con la activa participación de la sociedad, garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de contaminación”
El municipio tiene obligación de resolver qué hacer con los desechos sólidos de la ciudad. Sea como sea que se llame el nuevo ministerio responsable de la preservación del ambiente tiene que actuar también, y los ciudadanos tenemos que recodar a los gobernantes que ellos son funcionarios públicos, se deben a nosotros, los electores, se deben a los ciudadanos. La educación ambiental, es obligatoria (Art. 107 de la CRBV), y ésta no debe ser sólo para los niños y niñas, es para todos. En la región hay profesionales preparados para enfrentar el problema, están, además los principales maestros de la convivencia pacífica con la naturaleza: los pueblos indígenas. Algo podríamos aprender de ellos. ¿Será falta de voluntad política? A veces los gobernantes se distraen y olvidan los grandes problemas. Necesitamos unos ciudadanos vigorosos que como un campanario activo hagamos ver a las autoridades sus responsabilidades. Cambalache es un problema de salud pública y no puede seguir humeando mientras los guayaneses se enferman.
Luisa Pernalete