Hace 25 años se aprobó en la ONU la Convención Internacional de Derechos del Niño. Muy importante para que los niños, niñas y adolescentes (NNA) puedan llegar a viejos, pues el instrumento contempla como obligación para los estados que la suscribieron, garantizar con prioridad absoluta todos los derechos para todos los NNA. Y ya saben qué significa “prioridad absoluta”. Es algo serio.
Es buen momento de hacer un balance de cómo estamos en nuestro país en esta materia, y creemos en las recomendaciones que el Comité de Derechos del Niño acaba de hacerle al Estado venezolano el pasado mes de septiembre. El comité es el órgano de la ONU encargado de hacer seguimiento a los estados signatarios de la Convención.
Con motivo de este cumpleaños, la Redhnna (Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes), de la cual Fe y Alegría forma parte, organizó una jornada en la cual reflexionamos sobre esas recomendaciones. Nos detendremos en algunas de ellas, dejando claro que cuando las organizaciones de Derechos Humanos se expresan lo hacen siempre con la intención de que la situación en esta materia mejore, el norte es que todos los NNA tengan sus derechos garantizados.
Cuando leemos todas las recomendaciones del comité de Ginebra, vemos que a pesar de los avances en materia de leyes, estas no bastan: no hay un Plan Nacional para la protección integral de NNA, no hay un sistema de estadísticas nacionales que permita conocer y evaluar la situación de esta población, no se sabe realmente cuántos recursos se destinan para garantizar los derechos a los niños y adolescentes, en realidad ni siquiera está claro quiénes son los responsables…
Las preguntas del comité fueron reiterativas: datos concretos, impactos, seguimiento de lo que públicamente se expresa. Alguien podrá decir que esto pasa en todos los ámbitos en este país. No dudamos de las buenas intenciones, pero los lemas no son “políticas públicas”, los operativos no son políticas públicas, cambiar nombres no supone cambio de la situación, las afirmaciones en una cadena no supone que hayan hechos concretos. Sin datos no se puede planificar.
El comité insistió en la necesidad de tener un ente rector en materia de niños y adolescentes, en términos coloquiales, saber quién manda a quién. También hizo recomendaciones particulares para cada derecho, pero estos puntos de contar con un ente rector, estadísticas, plan nacional para la protección integral, son base para el resto.
No podemos en esta columna hacer referencia a toda la situación de los NNA en materia de derechos humanos, pero baste con recordar que en Ciudad Guayana ya han muerto por causas violentas el equivalente a un aula de clases, piense usted en la recluta de adolescentes que permanentemente hacen las bandas delictivas, la deserción escolar ya no es solo en el primer año del bachillerato, piense también usted en la angustia que las familias están padeciendo por la escasez de medicamentos urgentes para tratar la chikungunya, recuérdese cómo está el Hospital J.M. de Los Ríos, referencia nacional en salud para los niños y niñas, recordemos que somos campeones en embarazo adolescente, pensemos en las comunidades populares nacidas en los últimos años y digan dónde están sus escuelas… Y mejor no sigo.
La edad le enseña a uno que buscar ayuda y dejarse ayudar, no es señal de debilidad, más bien es señal de madurez y de sabiduría, por eso el comité insistió en la necesidad de que el Estado estimule y facilite el diálogo y la cooperación con todas la organizaciones de la sociedad dedicadas a la protección de derechos del NNA. Los niños no pueden esperar, la infancia pasa rápido. La prioridad absoluta obliga a este diálogo y a la cooperación.