La refacción de los pisos del laboratorio de Quimbiotec no solo dejó en evidencia la necesidad de un mejoramiento de la infraestructura, sino que levantó una polvareda de irregularidades administrativas que pone en peligro la vida de las miles de personas que dependen de tratamientos hemoderivados.
Desde marzo de este año estaba planificada la remodelación de la planta de la única empresa en el país especializada en la producción de albúmina humana, factor VIII e inmunoglobulina, vitales para quienes sufren de hemofilia tipo A, tétano y enfermedades hepáticas.
Todo estaba a punto para que los trabajos empezaran a mediados de agosto, durante las vacaciones. Seis meses transcurrieron entre el informe inicial que se refería a la necesidad ingente de una remodelación y el comienzo de los trabajos.
Igual hubo un retraso y los obreros llegaron la primera semana de septiembre, levantaron el piso del laboratorio principal y cuatro días después, se fueron sin ofrecer mayores explicaciones. En papeles, documentos y correos electrónicos internos, a los que Efecto Cocuyo tuvo acceso, se evidenció que en ese semestre no se hizo licitación alguna y que la contratación fue hecha a dedo. Así, dejaron al descubierto polvo, sucio, pedazos de granito y cemento.
Con el piso levantado era –y sigue siendo- imposible trabajar. Para extraer el plasma sanguíneo hay que extremar las precauciones. Antonio (nombre ficticio) explica que los peligros que reviste esta técnica no son pocos. Un descuido puede ocasionar que un lote salga contaminado o poner en riesgo a los trabajadores. “Por ejemplo, podemos ser salpicados por sangre con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)”. La irregularidad con la que reciben los productos no les es ajena. A veces, ni siquiera tienen los guantes apropiados para el manejo del material.
Pero aún así, los trabajadores de la planta siguieron cumpliendo con su responsabilidad. “Nosotros creemos en nuestra empresa, porque sabemos que hay seres humanos que dependen de nosotros. Nos hemos enterado de casos en los que las personas que han salvado su vida gracias a la disponibilidad de albúmina en el momento adecuado. Hace seis o siete años fuimos la empresa más importante de Latinoamérica. Eso lamentablemente ya cambió, pero nuestro personal sigue siendo comprometido y especial”, dijo un trabajador que prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias.
El entrenamiento mínimo para poder hacer las labores básicas del laboratorio dura seis meses, pero en los últimos dos meses se han ido 70 trabajadores altamente calificados. “Ellos no se querían ir y nosotros tampoco. Y ni siquiera es por el sueldo. En mi caso, gano en promedio 18 mil bolívares mensuales. Es por todo lo que esta empresa significa. Nosotros no queremos cerrar Quimbiotec”, dice el trabajador.
Pero a pesar de esta renuencia, las instalaciones están paralizadas desde el inicio de las obras hasta nuevo aviso y temen que solo sea posible reactivarlas hasta 2016. El inventario que aún queda se acaba. Nixon Berríos, operario de producción y representante sindical de la compañía de hemoderivados, asegura que la reserva ya se agotó: el último lote de factor VIII, que contenía 9.000 diales, ya fue liberado. También los 200 diales de albúmina humana que quedaban.
Antonia Luque, presidente de la Asociación Venezolana para la Hemofilia, afirma que Quimbiotec oferta 25 por ciento de los productos para pacientes con hemofilia tipo A. Sin la producción de la empresa, la única opción de los pacientes es el Kogenate, producida por Bayer y distribuida a través del Seguro Social. A Quimbiotec no lo queda más remedio que comenzar a importar luego de su paralización.
Renuncias y quejas
La consultora jurídica de Quimbiotec se preguntaba el 1 de septiembre sobre la conveniencia de contratar a una empresa con la que no se habían hecho trabajos anteriormente:
Ante esta inquietud, el jefe de la Gerencia de Mantenimiento respondió:
Desde la Gerencia Técnica de Proyectos, Infraestructura y Nuevas Tecnologías, la ingeniera a cargo también envió una serie de observaciones sobre el procedimiento de contratación:
Tal era el descuido en los procedimientos administrativos, que la consultora jurídica que estaba en ese momento puso su cargo a la orden.
“No debo dejar de manifestar mi inconformidad y molestia por el absoluto desapego que se tuvo hacia la Comisión de Contrataciones y la Consultoría Jurídica cuando, desde hace más de cuatro meses, insistí en participar en las mesas de trabajo y evitar esta situación…”, dice en un correo. Para reforzar su punto de vista, copió un mensaje de Simón Bolívar en la parte inferior de la nota. Más directa, imposible: “Los empleos públicos pertenecen al Estado, no son patrimonio de particulares. Ninguno que no tenga probidad, aptitudes y merecimientos es digno de ellos”.
De acuerdo con la Ley de Contrataciones Públicas, el lapso máximo para la firma del contrato es de ocho días hábiles contados a partir de la notificación de la adjudicación. Para efectuar la contratación, la ley establece que son necesarios documentos donde se indique la fecha de inicio de la obra, las solvencias y garantías requeridas, el pliego de condiciones y la oferta y la documentación legal de la persona natural o jurídica y los certificados que establezcan las garantías y sus condiciones. En algunos casos es necesario el cronograma de desembolso de la contratación.
Asimismo, la Ley de Contrataciones Públicas también establece que después de formalizarse la contratación se debe garantizar “el cumplimiento de las obligaciones contraídas por las partes”. Para esto se deben establecer controles con respecto al cumplimiento de la fecha de inicio de la obra, supervisiones e inspecciones, entre otras.
Sin contrato no hay trabajo
Inicialmente, el presupuesto base elaborado por la Gerencia de Mantenimiento para las reparaciones era de 23 millones 898.411,07 bolívares. Así sale indicado en el acta de Junta Directiva Nro. 237. En el documento correspondiente al 11 de septiembre de 2015, se contemplaban 18 trabajos a realizar en las plantas de derivados sanguíneos y de farmacia. No obstante, debido a retrasos en la fecha de arranque estipulada, el presupuesto tuvo que ser ajustado. Algunos de los trabajos quedaron por fuera. De la refacción completa del piso de granito se planteó cambiar y hacer mantenimiento solo a aquellos paños (baldosas) en estado crítico.
Según la información presentada en los correos electrónicos, la empresa seleccionada para hacer los trabajos fue la Constructora Luvial C.A., compañía que ha llevado proyectos de gran magnitud, como la Misión Vivienda. En los correos, quien se presenta como representante de la constructora en Quimbiotec, el ingeniero Silvestre Marchán, firma como presidente de otra compañía, Constructora OTIM C.A al final del mensaje.
Constructora Luvial C.A. informó a Efecto Cocuyo que Marchán era un antiguo trabajador de la empresa y que sirvió como intermediario para realizar esta obra. Sin embargo, el vicepresidente de la compañía, Jesús Mussa, afirma que quien estuvo al frente de los trabajos que se hicieron en Quimbiotec fue Marchán y confirma que en ningún momento se llegó a firmar un contrato entre la constructora y la empresa de hemoderivados.
Según el vicepresidente de Constructora Luvial, Marchán les propuso el trabajo de la obra. “Nosotros como vimos que ahí no había movimiento, que no nos pagaron y no se había firmado el contrato, decidimos no hacer nada; pero sí el ingeniero Silvestre Marchán, a modo propio, hizo un trabajo allá que no tiene nada que ver con nosotros. Los trabajos que se hicieron allí se los deberán o se los habrán pagado a él a carácter personal”, explica Mussa.
Efecto Cocuyo intentó comunicarse, sin éxito, con el ingeniero Silvestre Marchán a través de distintos números de teléfono.
Ya el daño estaba hecho
Cuando los trabajadores de la planta regresaron a los laboratorios, se consiguieron con que los pisos estaban rotos a pesar de que las vacaciones ya habían terminado. Ahora, explican, están haciendo capacitación de personal porque su espacio no está habilitado o protestan en la Panamericana y en el Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mppeuct) para denunciar las irregularidades que se presentaron en la compañía y exigir un cambio de gerencia.
Luego de los trabajos incompletos en la planta y de la reacción que causó entre los empleados, se retomaron los procedimientos para remodelar el sitio. La nueva parada fue reprogramada para principios de octubre -ya se inició- y se estima que los trabajos terminen el 16 de noviembre.
En el proceso para escoger las contratistas y la elaboración de los informes participaron las gerencias que fueron excluidas en la programación anterior. Los procedimientos para escoger las contratistas, la elaboración de presupuesto y las contrataciones duraron, esta vez, 11 días.
No se le dio largas al proceso de contratación y la presidencia permitió la participación de la Gerencia de Mantenimiento y demás gerencias involucradas en el procedimiento de las relaciones. En esta ocasión las empresas seleccionadas no fueron escogidas a dedo, sino que, según trabajadores de la empresa, se siguieron todos los pasos legales y se firmaron los papeles.
En correos anteriores, se evidenció que la directiva de la empresa decidió encargarse de los trabajos a realizarse en la planta y dejó por fuera a otras instancias que se encargarían de planificar la forma de proceder y el aspecto legal. Constructora Luvial, gerentes de la empresa y trabajadores aseguran que nunca se firmó un contrato en la parada de planta de agosto-septiembre.
De referente internacional a planta paralizada
La trayectoria de Quimbiotec C.A. data desde 1988, fecha en la que fue creada con el fin de elaborar y comercializar productos hemoderivados. Sin embargo, no fue sino hasta 1995 que se finalizó la construcción de la Planta Productora de Derivados Sanguíneos, donde se elaboran la albúmina, el factor VIII y las inmunoglobulinas. Esta planta es una de las cinco de su tipo que existen en Latinoamérica.
La producción de la planta llegó a abastecer el mercado nacional y a hacer la empresa autosustentable. Alcanzó a exportar 20% de los hemoderivados a países en la región; el otro 80% estaba destinado a los hospitales del país. También se plantearon nuevos proyectos como una planta de recombinantes, una de vacunas y una anti veneno. Todas paralizadas, según indican trabajadores, por falta de inversión.
De ser autosuficiente, Quimbiotec pasó a importar plasma de Brasil ante la falta de materia prima. “Este año hemos tenido muchos problemas con la materia prima y la adquisición de insumos, porque 80 por ciento es importado. La mala planificación gerencial que existe causó todo esto”, denuncia Nixon Berríos, dirigente sindical de la compañía.
Ahora, los químicos, biólogos y demás científicos que trabajaban en los laboratorios gritan consignas en la entrada del Mppeuct. “¡Somos productores, no importadores!” o “Luchamos por tu vida, salva a Quimbiotec” fueron algunos de los mensajes que se escucharon en la esquina El Chorro el pasado miércoles 21 de octubre. También hay días que toman la Panamericana a la altura del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
La mala administración, según señalan trabajadores de la empresa, vino en 2011, luego de que despidieran parte de la directiva fundadora. Desde ese año, la gerencia de la empresa ha cambiado de manos. Primero por Eloy Sira. Luego por José Gregorio Biomorgi, actual secretario de Gobierno la Alcaldía del Municipio Guaicaipuro, en Miranda, fue presidente; ahora es Imeria Odreman.
Con dos visitas al Mppeuct, los trabajadores continúan exigiendo un cambio de gerencia. La primera vez que fueron al ministerio, solicitaron ver al ministro Manuel Fernández Meléndez. Sin embargo, les dijeron que Fernández no estaba.
A pesar de que pidieron al ministro que fuera a la planta en San Antonio de Los Altos para ver las condiciones, este envió en su lugar a una comisión que fue a la empresa y propuso la creación de mesas de trabajo. En la segunda visita acordaron que se buscaría la forma de que Fernández fuese a la empresa y la creación de una cuarta mesa en donde participarían los auditores.
De aquí hasta principios de 2016, los pacientes y hospitales tendrán que arreglárselas para conseguir la albúmina, el factor VIII y las inmunoglobulinas.
En Venezuela hay cerca de 1.800 pacientes que padecen hemofilia tipo A. Luis Oropeza, enfermero en un hospital en Carora, es uno de ellos. A falta de factor VIII, cuenta, que los pacientes usan hielo para las lesiones.
Cuando había en el hospital, Oropeza explica que les daban los diales a los pacientes y se los llevaban a sus casas. Ahora tienen que colocarse únicamente en el centro de salud. “Si no tengo, entonces, ahí vienen los sangrados bucales y nasales”, detalla. “La situación más difícil la viven los niños, porque uno tiene más cuidado, pero ¿cómo se hace con ellos en una emergencia?”, advierte el enfermero.
Con las reservas en cero, ya la Planta Productora de Derivados Sanguíneos no va a producir más nada en lo que queda de 2015. Incluso si estuviese lista para mañana, faltan insumos y falta gente. Se espera que para enero empiece la producción, cuando los empleados regresen de vacaciones y se haya revisado que los laboratorios estén en las condiciones necesarias. (Julett Pineda | @JulePineda)