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Los vecinos que viven cerca de las escuelas de la zona rural de Los Naranjos y las del barrio El Calvario algunas veces las auxilian llevando pipotes de agua para bajar las pocetas.

Es una práctica que cada vez se ha hecho más frecuente en estos planteles de difícil acceso, explica Rossana Cariello, directora de Educación de El Hatillo. “A Los Naranjos rural se llega en 4×4, no pasan cisternas, y el caserío ha estado 15 días sin agua. En El Calvario el servicio ha faltado hasta por tres semanas. A veces se atiende a los alumnos solo por media jornada y otras veces hemos tenido que suspender las actividades por uno o dos días”.

La situación se repite en escuelas de Baruta. “Pasamos hasta 3 o 4 días sin servicio de agua lo que nos obliga a tomar medidas de contingencia como llevar cisternas o reducir las horas de clases. “Es muy difícil atender a 600 alumnos cuando pasas tres días sin agua. Esto afecta la dinámica y la planificación pues a veces despachamos a los alumnos a las 10 a.m. para limpiar lo básico, bajar las pocetas, y poder recibir al turno de la tarde. Se fraccionan las clases para racionar el agua para ambos turnos. Los pipotes que usábamos para el reciclaje ahora los usamos para almacenar agua”, explica Vilma Bayley, directora de Educación de Baruta.

Los alumnos de la escuela básica Padre Mendoza, en Los Jardines de El Valle, han estado tres días sin clases por falta de agua. Y el viernes pasado no tuvieron actividades por las medidas de ahorro eléctrico.

A escala nacional, 60% de las instituciones de Fe y Alegría han sido hurtadas y desvalijadas. Los robos de planteles se han convertido en una traba para la educación de los niños, asegura Noelbis Aguilar, directora Nacional de Escuelas Fe y Alegría. “Con la comunidad educativa se han hecho guardias para cuidar las escuelas en épocas de vacaciones, también levantar muros y asegurar las entradas. Desde el pasado 17 de marzo, ya han robado unas diez escuelas más de Fe y Alegría”.

“Las guías de computación dónde quedarían después del robo?, se preguntaba ayer la hermana María Eugenia Noreña, directora encargada del colegio Santa Ana, en El Paraíso, que este fin de semana fue objeto de robo. Tres sujetos doblaron puertas, sacaron rejas y rompieron ventanas, dañaron micrófonos y el cableado de la central de incendios.

En los próximos días tendrán una reunión con los representantes para plantear la necesidad de reforzar la seguridad de la institución con una cerca eléctrica. Aguilar añade otras limitaciones que actualmente están afectando la dinámica escolar. La escasez y alto costo de los alimentos no permiten garantizar el Programa de Alimentación Escolar y esto aumenta la deserción. “Nuestras escuelas que reciben el PAE se han visto afectadas, pues debido a la escasez, no alcanza para brindar el servicio alimentario los días hábiles del mes”.

A esto se suma la falta de materiales de construcción y los altos precios que retrasa las obras de reparaciones y ampliaciones en los planteles.

El Universal.

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