Debemos ante todo de manera simple definir a que se reduce el significado de esas dos palabras “SEGURIDAD SOCIAL”; deslastrándola de toda posición ideológica, económica y religiosa, que solo consigue llevarla querámoslo o no, a ser usada a veces de la manera mas vil, como un instrumento para obtener beneficios personales o grupales. Yo la definiría basado en mi inquietud social que me ha acompañado en la mayor parte de mis más de setenta años como:
“La protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante una serie de medidas públicas, contra las privaciones económicas y sociales que pueden sufrir por causa de enfermedad, accidentes, desempleo, invalidez, vejez y hasta la muerte”.
En resumen, hablamos de lo mas básico de todo ser vivo que cohabita con seres de su misma especie, ya sea por instinto o por lo que llamamos inteligencia; que es la de velar y proteger a sus miembros que en determinado momento se encuentran en minusvalía física, emocional y social.
La salud de una sociedad a mi entender se mide por la calidad de vida que tienen sus adultos mayores; de la valoración que se les da a esas personas que dieron los mejor de sus vidas en cualquier ámbito de la dinámica social y que son los pilares en que se cimenta nuestro presente y por ende nuestro futuro. Una sociedad que tenga a sus ancianos peleando en la calle por su derecho a una vida digna no puede llamarse tal.
Las personas de la tercera edad, como suelen llamarnos contemporáneamente, no dejamos de ser ciudadanos por llegar a una determinada edad como en la práctica lo es. Mientras veamos a la seguridad social como un lastre; como una pesada carga que arrastramos; estaremos mil años hablando sobre el tema, peleando sobre que sistema es el mejor, no sirviendo en la realidad ninguno para nada.
Hable arriba de una propuesta viable para una seguridad social justa, así que concretemos:
1. Desengavetemos, aprobemos y démosle fiel cumplimiento a una justa ley de seguridad social.
2. Respetando la letra de la ley de nuestra Carta Magna, que todo venezolano que cumpla una edad determinada, disfrute de una asignación monetaria digna por derecho natural y no una dadiva personalista de cualquier índole.
3. Que para que el punto dos no se convierta en un factor desmotivante del trabajo productivo y asertivo, se le den cumplimiento y se perfeccione aún mas a la legislación del seguro social que reza que por cada año adicional cotizado sobre las setecientas cincuenta cotizaciones de ley, el cotizante tiene derecho a un incremento del 5% adicional sobre el monto base de su asignación monetaria de ley; y en mi opinión dicho incremento debería moverse hacia arriba en una escala “Al buen trabajador, base de cualquier sociedad que progresa, debe premiarse”.
4. Como condición natural, las personas de edad frecuentemente necesitan de alguna medicación que mantenga o mejore su calidad de vida; por lo que las mismas deben tener acceso a ellas de manera segura, oportuna y gratuita. Limpiemos de tanta podredumbre real y actual a las farmacias que dependen y funcionan dentro de los entes de salud públicos y paralelamente creemos un sistema informático blindado que integre tanto a las grandes cadenas como a las pequeñas farmacias y que permita retirar de poder y desear, cualquier medicamento fuertemente subsidiado por el Estado.
Carlos Segundo Blanco
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