Desde muy temprana edad una niña o un niño puede sentirse atrapada o atrapado en un cuerpo que no le pertenece. Millones de personas desde muy jóvenes tienen la absoluta claridad de no estar a gusto con el género con el que biológicamente nacieron. Después de conocerse que el hijo de 11 años de la cantante venezolana Karina inició su transición de hembra a varón con el total apoyo de su familia, se ha despertado el interés de la opinión pública venezolana por este tema.
Según el reconocido médico psiquiatra y especialista hormonal, Luís Madrid, el proceso hacia la transición que inician los y las menores de edad, debidamente acompañado de asesoría médica y psicológica, no implica ningún riesgo en la salud del niño o la niña; por el contrario. Destacó que en este escenario, ninguna persona emprende el camino sin antes haber pasado por una rigurosa etapa de observación profesional mediante la cual se tienen todas las herramientas y garantías que avalan cada uno de los pasos y aseguran su idoneidad.
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Lo mismo opina la psicóloga Dra. Elena Hernáiz, quien explica que el grupo de expertos que conforman el equipo que permite a una persona hacer una transición adecuada de género está compuesto por psicólogos, psiquiatras y endocrinos, quienes desde sus áreas de trabajo evalúan constantemente la evolución emocional y física de la persona trans, sea adulta o infante.
Entre los primeros 5 años de vida los padres y madres comienzan a darse cuenta si su hijo o hija es potencialmente una personas trans.
Pasos y garantías
Madrid explicó, desde el punto de vista médico, que después de que el niño o la niña expresa su disconformidad o conflicto con su género biológico (usualmente a partir de los 4 años de edad), se pasa a un proceso de observación por más de dos años para determinar si efectivamente es trans.
Después de este período, se espera a que el niño o la niña tenga entre 11 o 12 años de edad para iniciar el proceso de bloqueo de las hormonas del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios o gonadales. Esta supresión hormonal no afecta el normal crecimiento del individuo ni perjudica la funcionalidad de ningún órgano.
Según la legislación venezolana, la persona trans puede comenzar a recibir hormonas después de cumplidos sus 18 años. Este proceso se conoce como protocolo de hormonación o terapia hormonal de feminización o masculinización, el cual consiste en la administración de agentes endocrinos exógenos para inducir cambios de género.
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En esta etapa se prescriben ciertos tipos y dosis de hormonas para que la persona trans las tome con el fin de lograr cambios físicos y psicológicos, de una manera personalizada. “El plan hormonal va a depender de los resultados de laboratorio, del funcionalismo hepático y la genética”.
Acompañamiento social
Mucho antes de pensar en el protocolo de homonación, Hernáiz señaló que lo ideal es que el niño o la niña trans cuente con el apoyo incondicional de sus seres queridos. Las madres y los padres de estos y estas infantes deben educarse y recibir orientación psicológica para brindar apoyo y confianza al menor o la menor. A su vez deben buscar la manera de que las demás personas que están alrededor, como sus amistades, profesionales educativos y el resto de la familia, reciban la formación necesaria para no caer en actitudes de rechazo propias de las sociedades mayormente transfóbicas aún existentes en países como Venezuela.
La situación por la que está pasando un niño o una niña trans no es una enfermedad que debe curarse o un mal que se deba ocultar o ignorar, más bien es un deseo genuino que debe abordarse con naturalidad.
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El doctor Madrid manifestó que el rol de la familia nunca debe ser de represión o maltrato ya que se sabe que los infantes a quienes se les obliga a actuar como lo establece los roles sociales impuestos por su género biológico son propensos a sufrir de “depresión, problemas de conducta y pueden llegar hasta el suicidio”.
“Discriminar, rechazar o burlarse de los niños y niñas trans es una forma de maltrato infantil. Lo ideal es que los padres puedan observar libremente, sin angustia ni prejuicios, la personalidad de su hija o hijo para determinar verdaderamente cuál es su verdadera identidad e intereses”.
Reiteró que mientras más fuerte sea el respaldo que las familias le ofrezcan a la persona trans, más fuerte será la autoestima que esta desarrollará. “La autovaloración es fundamental para lidiar con los obstáculos que pudieran encontrase en el camino hacia la transición”. Por ejemplo, los niños y las niñas trans que tienen completamente asumida su situación y que cuentan con el apoyo de su familia, enfrentan mucho menos acoso escolar que los niños que intentan ocultarlo.
Finalmente, una persona trans que haya comenzado su transición a una edad temprana, siguiendo todos los protocolos, tiene mejores posibilidades de llegar a la adultez con la mayor cantidad de características del género con el que se siente a gusto, tanto físicamente como en su comportamiento, lo que incidirá positivamente en su autorrealización, felicidad, e incluso en su integración social. Sin embargo, esta decisión debe tomarse con responsabilidad y sin apuros, acompañado de especialistas en la materia y sin ningún tipo de presión que coaccione los deseos de la persona.
Amnistía Internacional Venezuela cuenta actualmente con una campaña a favor de los derechos de las personas trans, al igual que diferentes organizaciones como la Fundación Reflejos de Venezuela, que brindan asesoría y atención especializada para esta importante población.
Por Daniela Damiano (@amnistia)