La situación económica que enfrenta el país compromete la calidad de vida de los trabajadores, quienes han visto desmejorar a diario el poder de compra de su salario, así como las esperanzas lejanas de contar con un empleo de calidad y estabilidad.
Por segundo año consecutivo el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) dedica un capítulo de sus investigaciones a revisar la situación, comprender lo que está ocurriendo con base a las cifras oficiales y la visión de las representaciones laborales del país.
Este año surgió con la toma de algunas medidas económicas, como el aumento del salario, del precio de la gasolina, algunos productos de la cesta básica, ajuste del tipo de cambio y cambios en la estructura del gabinete ministerial. Sin embargo, vemos con preocupación que estas medidas no están atadas a un plan de recuperación de la economía, sino que reedita las políticas del pasado, cuyos resultados muestran saldos rojos.
Cada día que pasa, sin que las autoridades tomen decisiones concretas, es una oportunidad perdida para reactivar la economía del país. La recuperación del aparato productivo solo es viable si el Gobierno es capaz de reconocer la gravedad de la crisis y convoca a empresarios y trabajadores a una mesa de diálogo para evaluar las estrategias y el rol de cada uno de los actores laborales.
Venezuela requiere inversiones, generación de empleos de calidad y un Estado que se dedique a propiciar las condiciones para diversificar la economía. De lo contrario, la fuerza laboral que hoy está representada por 14 millones de personas seguirá sufriendo los embates de una crisis que tiende a agudizarse.
El OVCS contabilizó en 2015 un total de 1.910 protestas laborales, pero no está descartado un aumento de los conflictos este año, debido a las proyecciones inflacionarias y la paralización de actividades de algunos sectores por falta de materia para operar producto de la no liquidación de divisas.
Como organización que vela por los derechos humanos, hacemos un llamado a las autoridades, empresarios y trabajadores a dejar las diferencias de un lado y avanzar hacia una agenda común, para que Venezuela se convierta en una nación más próspera y de convivencia pacífica para todos.
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