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Los gritos siempre suelen ser los mismos. “¡Queremos comida!” y “¡Tenemos hambre!” son solo algunas de las frases que resuenan entre la multitud y el hambre. Sin embargo, los hechos aislados por reclamar alimentos frente a la escasez que atraviesan los comercios se han vuelto cada vez más comunes entre los titulares. Solo en 21 días de mayo, Efecto Cocuyo contabilizó al menos 46 saqueos en diferentes ciudades del país, de acuerdo con los eventos publicados en medios de comunicación regionales y nacionales.

Solo entre enero y abril de 2016, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (Ovcs) registró en su informe 166 saqueos e intentos de saqueos en todo el país. Esta sumatoria de un período de cuatro meses correspondió a la cifra de intentos de saqueos de 2015, cuando s contabilizaron 287 eventos (122 saqueos y 165 intentos).

De acuerdo con el coordinador de la ONG, Marco Antonio Ponce, este tipo de hechos violentos comenzaron a verse desde junio de 2014; no obstante, no fue sino hasta un año después que cobraron mayor intensidad.

En el monitoreo realizado por Efecto Cocuyo, se pudo constatar que no solo los establecimientos comerciales sufrieron ataques, sino también las redes de distribución. Al menos 14 vehículos, entre ellos gandolas y camiones, fueron objeto de saqueos masivos en carreteras o despachando a comercios. Según Ponce, 81% de este tipo de delitos se perpetra contra la línea distribuidora.

Aunque los alimentos son la principal razón tras los saqueos, en el conteo se pudo ver que medios de comunicación también registraron estos eventos en licorerías y tiendas de ropa íntima.

En el arqueo se pudo observar también que entre el 18 y el 20 de mayo se registró un aumento diario de estos hechos: 41% de los saqueos e intentos de saqueos contabilizados se registraron durante estos tres días.

El punto de quiebre

Cifras suministradas por el coordinador de la ONG especializada en conflicto revelaron que la mayor cantidad de protestas durante el primer trimestre de 2016 se debieron a la falta de alimentos. “En los últimos 5 años hemos documentado al menos 30 mil protestas”, aseguró Ponce, “en la medida que el Estado no cumple con sus obligaciones, la gente se mantiene en la calle”.

Para la expresidenta del Colegio de Psicólogos de Caracas, María Eugenia Guédez, el venezolano no es una persona violenta por naturaleza, pero la dura situación del país es la que lo hace volverse así. “En la base de la pirámide de Maslow está la alimentación, y el venezolano no está teniendo acceso a ella“, dijo. Agregó que tampoco al segundo escaño, en donde se encuentra la necesidad de seguridad.

Guédez precisó que no es solo la falta de comida la que incide en el comportamiento del venezolano, sino que son una serie de factores que se conjugan y que lo llevan a realizar este tipo de actos. Entre ellos, mencionó la inseguridad y el racionamiento de luz y de agua.

“Puedes pasar todo el día en una cola para irte como llegaste: sin nada. No es frustración de un solo momento, sino que vas al supermercado un día y no hay. Vas al día siguiente y tampoco. Vuelves a ir y nada”, expresó.

A esto también se suma la frustración de situaciones como hacer cuatro horas de cola para que al llegar no haya comida, pedir un día libre no remunerado y no encontrar lo que se estaba buscando o que haya gente “más viva” en las filas que traten de colearse.

“Vemos cómo los venezolanos expresan su descontento con el Gobierno. Hay mucha desesperación. A través de un saqueo sienten que no cometen un delito porque creen que hay impunidad. Han decido cruzar la línea de lo legal hacia lo ilegal por la situación“, argumentó Ponce.

Pero, para la psicóloga María Eugenia Guédez, el contexto de la falta de alimentos es lo que ha llevado a la gente a cometer este tipo de actos y afirmó que no se les puede culpar de reaccionar así frente a una situación tan dura.

“Es verdad, no es normal que haya saqueos; pero tampoco es normal que la gente tenga que hacer cinco horas de cola para poder comprar algo de comer o que no haya comida en los anaqueles”, afirmó, “no puedes no garantizarles el acceso a los alimentos a la gente y después castigarlos por algo que hicieron en su frustración“.

Efecto Cocuyo

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