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La Universidad de Carabobo, en el centro del país, no se escapa de sufrir esta realidad. No solo los estudiantes ven sus clases interrumpidas por los paros, sino también profesores ven afectados sus ingresos por la falta de palabra del Ejecutivo con respecto a los distintos acuerdos económicos.

Carlos Hernández, presidente encargado de la Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo (APUC), informó que el gremio de docentes de esta casa de estudios se sumará al paro general de profesores por 24 horas esta semana, debido a que los acuerdos alcanzados durante el mes de noviembre con Manuel Fernández, ex ministro de Ciencia y Tecnología, no se han cumplido.

Pero hay sectores de trabajadores universitarios que también se ven severamente oprimidos económicamente: los administrativos y obreros.

La Universidad de Carabobo cuenta en la actualidad con 13.255 empleados: 6049 encargados de tareas administrativas entre activos, jubilados y contratados y 2.175 obreros también entre activos, jubilados y contratados; el resto son docentes.

La realidad económica de los docentes pulveriza sus sueldos

Según un informe del Banco Central de Venezuela, la inflación acumulada de 2015 fue de 180,9%. Según esta cifra oficial, en un año el sueldo se depreció en 100%.

La interpretación que se puede obtener de este cálculo, es que el poder adquisitivo de un trabajador administrativo y obreros de la Universidad de Carabobo se ve realmente mermado.

Un analista de recursos Humanos de esta casa de estudios puede percibir semanalmente la cifra de 6.000 bolívares, lo que se transforma en un salario mensual no mayor a los 24.000 bolívares mensuales. Mientras un auxiliar de mantenimiento (obrero) solo percibe por sus labores 12.000 bolívares (menos de sueldo mínimo) más una fracción del bono de alimentación al mes.

Un informe del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros  ubicó el precio de la Canasta Básica Familiar, durante el  mes de abril, en 184.906,35 bolívares.

Basándonos en esta cifra, un trabajador administrativo solo podría comprar -si consigue los productos debido a la escasez- 12,9% de la canasta; mientras que un obrero solo podría aspirar a conseguir un 6,4%.

El Nacional Web conversó con trabajadores administrativos y obreros de la Universidad de Carabobo. Todos ellos alegan que sus ingresos mensuales no alcanzan y tienen más de un empleo para intentar balancear sus sueldos.

“Un obrero gasta semanalmente en mercado más de lo que gana en la universidad”

Desde 2007 Ricardo Loaiza, de 52 años de edad, se desempeña como auxiliar de mantenimiento en la dirección de recursos humanos en la Universidad de Carabobo. Su labor es mantener en óptimas condiciones los materiales, equipos e infraestructura de la institución.

Explicó que durante la semana gasta al menos 18.000 bolívares en mercado para su familia, pero su sueldo es de 3 mil bolívares semanales.

“Vivo con mi esposa y debo mantener a mis tres hijos. Gasto 18.000 bolívares semanalmente en comida,  sin contar los otros gastos en transporte, ropa y útiles escolares. Esa es la realidad de todo el personal obrero. Hay personas que no pueden subsistir con esos 3.000 bolívares y se nota aquí en el trabajo”, señaló el trabajador.

En su tiempo libre Loaiza repara automóviles, aires acondicionados, pinta casas y arregla baños para poder costear los gastos familiares, los cuales con el sueldo que obtiene en la universidad le sería imposible pagar.

“Para poder sustentar todos los gastos de mi familia necesito aproximadamente 30 mil bolívares”, agregó.

Auxiliares y personal administrativo no tienen insumos para trabajar

Tanto obreros como personal administrativo se han visto afectados por la escasez de materiales necesarios para el desarrollo de las actividades laborales de la universidad. Varios  pasillos y salones de la institución se encuentran sin iluminación debido a que los bombillos están quemados y no hay provisiones para sustituirlos.

“Antes había insumos, materiales, repuestos para los aires acondicionados, papelería, uniformes, botas de seguridad, guantes; ahora no hay nada de eso en la universidad. Todo esto afecta nuestro trabajo”, denunció Loaiza.

Las computadoras del área administrativa tienen más de 10 años de servicio. José Antonio Ramírez, analista de Recursos Humanos, explicó que para poder utilizar la máquina con la que trabaja debe esperar al menos 15 minutos mientras el sistema operativo procesa.

Asimismo, indicó que el personal debe llevar hojas blancas para que puedan ser procesados los documentos que solicitan en el departamento de Recursos Humanos. “Los trámites administrativos ameritan un uso excesivo de papel. He llegado a tener la necesidad de solicitarle a los docentes que traigan sus propias hojas blancas para que se le tramite la documentación de manera más expedita”, recalcó.

“Mi salario no compensa todas las necesidades que tenemos como familia”

Ramírez no sólo se ha visto afectado en el ámbito laboral. Cuando ingresó en la universidad, hace más de nueve años, logró comprar un apartamento y un vehículo para él y su familia; actualmente, el sueldo solo le permite solventar los gastos en comida y servicios básicos.

“En mi área laboral casi todos éramos clase media. Con solo dos años de trabajo tuvimos la oportunidad de comprar casa y vehículo, siendo únicamente analista de recursos humanos en la universidad. Ahora todo es distinto. Mi salario no compensa todas las necesidades que tenemos como familia. Mi esposa trabaja en una empresa privada y es ella la que paga la mayoría de los gastos de la casa y nuestro hijo”, explicó Ramírez.

Trabajadores necesitan hasta tres empleos para sobrevivir

Maira Jiménez (29 años de edad) es madre soltera y trabaja en el área de rectorado en la Universidad de Carabobo. Para mantener los gastos del día a día posee dos empleos más.

 “Soy licenciada en educación, doy clases en la Policía de Naguanagua y trabajo como vendedora de repuestos para una distribuidora ubicada en Caracas”.

Al despertar, le prepara el desayuno a su hija de dos años, la deja  en la guardería y luego se traslada a la universidad, donde se desempeña como analista de recursos humanos.

Al cumplir su horario en la universidad, de 8:00 am a 2:00 pm, se dedica a recorrer comercios de repuestos para ofrecer los artículos con los que comercia; sin embargo, sus ganancias están condicionadas por el número de productos que venda en la semana. 

“Me da tiempo de dar clases gracias a que la universidad tiene convenios que permite a los docentes dar clases durante la jornada laboral en instituciones públicas y universitarias, siempre y cuando no exceda 14 horas semanales”, explicó.

A las 5:00 pm pasa por la guardería a buscar a su hija, de ahí parte para su casa para luego enviarles emails a los proveedores que visitó durante el día.

Jiménez hizo énfasis en la desmotivación que siente ella y sus compañeros de trabajo. “A veces voy a la oficina y me pregunto ‘¿Qué hago aquí?’ En mi entorno laboral la mayoría de personas viven estresadas. Llegas a la oficina, no hay con qué imprimir o no hay luz. A veces ni siquiera hay internet”.

¿Cómo afecta el racionamiento eléctrico al personal de la Universidad de Carabobo?

Diariamente en la región cortan el servicio eléctrico durante un lapso de tres horas. Los horarios varían de 7:00 am a 10:00 am, 10:00 am a 1:00 pm y de 1:00 am a 4:00 pm.

Cuando se llevan a cabo los cortes eléctricos en la universidad, el área administrativa es la dependencia más perjudicada porque la mayoría de las oficinas no poseen luz natural y las luces de emergencia no funcionan.

“En la parte académica el problema de racionamiento eléctrico se solventa porque se imparten con luz natural, pero el principal problema es en la parte administrativa porque se paraliza por completo”, denunció José Antonio Ramírez.

Algunos empleados, durante los cortes eléctricos, aprovechan para ir a hacer cola para comprar comida.

“En la universidad se lleva a cabo el plan de racionamiento. Lo tratan como cualquier conjunto residencial más, lo cual me parece totalmente grave. A las universidades las deberían sacar del plan de racionamiento o hacer los cortes más leves o en periodos en que la universidad no esté con tantas necesidades”, finalizó Ramírez.

El Nacional

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