Comedor-JM-de-los-Ríos

El escándalo que corrió por las redes sociales el sábado 2 de julio, cuando se supo que por primera vez en 24 años los pacientes del Hospital JM de Los Ríos no desayunaron, destapó la crisis que hay en ese centro asistencial. Trabajadores de la institución informaron que a finales del mes de abril la distribuidora de alimentos dejó de suministrar comida al hospital, por retrasos en los pagos.

La última vez que se cocinó en ese hospital fue el domingo 19 de junio y, desde entonces, los niños se alimentan con menús que envían desde el Hospital Vargas y con donativos que empresas y particulares han llevado hasta el Servicio de Nutrición y Dietética. Pero los aportes no resuelven el problema de fondo. Los pacientes con enfermedades terminales han saltado comidas, se alimentan a destiempo y no han podido cumplir las dietas especiales que deben acompañar sus tratamientos.

La médico residente Karla Botello advirtió que la comida que envían desde el Hospital Vargas al JM de Los Ríos no es acorde para las diferentes patologías de los pacientes: “Es muy grave porque está llegando la misma comida para el enfermo renal, para el paciente hepático o para el que tiene cáncer o diarrea. Cada paciente tiene una necesidad nutricional especial. Además, el área de la cocina del hospital no cuenta con las condiciones mínimas sanitarias para preparar alimentos”.

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