Este 30 de abril se cumplen 10 años del nacimiento de TalCual, este periódico que ha devenido en una muestra de periodismo independiente y crítico en tiempos difíciles, en los cuales justamente se paga muy caro en Venezuela ejercer puntos de vista críticos e independientes.

TalCual es, en la historia del periodismo contemporáneo del país, un caso diríamos que excepcional y su arribo a una década de existencia habla de una tenacidad, por parte de quienes lo elaboran, y de un compromiso por parte de quienes se cuentan entre sus lectores.

En los tiempos que corren fundar un periódico es en sí mismo una decisión heroica.

Basta darle una mirada al mundo editorial del presente para percatarse de que la tendencia generalizada apunta en dirección opuesta: los impresos están bajando la santamaría debido a una combinación de factores; por un lado y en líneas generales, los periódicos no lograron captar una generación de relevo en público, eso provoca una merma paulatina de lectores quienes no se ven renovados; entretanto, los jóvenes se están informando en plataformas multimedia que no siguen necesariamente la pauta organizada de las noticias a la cual nos rendimos quienes hemos sido lectores de los diarios.

Eso es lo que ocurre internacionalmente y hace, por ejemplo, que en Estados Unidos y Europa la novedad sea la desaparición paulatina de los pequeños diarios en la última década.

Tampoco en América Latina se tienen muchas noticias del surgimiento de diarios en los últimos años, salvo en los casos en los cuales algunos gobiernos como el nuestro  están apuntalando proyectos editoriales que vivirán mientras tengan el subsidio estatal, y tampoco puede obviarse la existencia relativamente reciente de una prensa más especializada en economía o deportes, que tiene públicos muy específicos.

Cuando decíamos que Tal Cual es una muestra de tenacidad debemos recordar el cómo nace este periódico.

Las presiones que se ejercieron desde el alto gobierno contra la Cadena Capriles, en un momento crucial para la redefinición accionaria de este consorcio, un asunto que había quedado pendiente a raíz de la muerte del patriarca Miguel Ángel Capriles, produjeron la defenestración de Teodoro Petkoff de la dirección del entonces vespertino El Mundo.

Seguramente pensarían dentro del gobierno que de esa forma se pondría punto final a las irreverencias editoriales de Petkoff.

Personalmente creo que, muy por el contrario, terminaron haciéndole un tremendo favor, pues le empujaron a crear este periódico, junto con otros que apostaron por su idea.

La tenacidad no sólo tuvo que ver con lanzarse a crear el impreso sino con mantenerlo vivito y coleando como se dice en criollo, una década después.

Y para comprender tal tenacidad no puede obviarse que la publicidad del Estado, el principal anunciante en este país, es esquiva de las páginas de TalCual.

No han sido casos aislados, por otra parte, aquellos en los cuales el Gobierno ha presionado a empresas u hombres de negocios para impedir que pongan sus avisos en el periódico de Petkoff.

Todo ello ha contribuido a cimentar una idea de compromiso y apuesta colectiva por parte de quienes hacen este impreso.

Hacer un periódico en la Venezuela de este tiempo, manteniendo como norte la independencia económica y de criterios, y ejerciendo la crítica de forma plural, lo cual ha llevado a que en no pocas veces se tilde a TalCual de chavista, es una forma de hacer país, y evidencia un compromiso inequívoco con la democracia.

Desde un punto de vista estrictamente periodístico, Tal Cual es también una excepción.

Amparado en un equipo más bien pequeño de periodistas de planta, el periódico logra darle seguimiento a los hechos más relevantes de la vida del país, incluyendo los deportivos, en no pocos casos hacerlo con irreverencia, y a lo largo de los años se ha hecho de un staff de firmas externas que han terminado por darle una personalidad propia.

Obviamente el editorial de Petkoff, cubriendo la mayor parte de la primera página, un caso también atípico en el periodismo de América Latina, posiciona editorialmente al medio, pero luego en sus páginas se encuentran muy disímiles puntos de vista.

Esta combinación de factores hace que TalCual sea, como suele decirse, un buen segundo diario, cuya lectura complementa la de otro matutino que tenga un mayor despliegue informativo. Junto a esto, su paso de vespertino a matutino, hace pocos años, ha ayudado a consolidar su presencia nacional.

Finalmente un asunto que nos concierne directamente. Esa apertura a la crítica con independencia de criterios que caracteriza a TalCual es lo que permitió justamente  que sus páginas recibieran esta columna de Infocracia.

Con la idea de cuestionar reposada y analíticamente tanto los abusos oficiales en materia de libertad de expresión, como las inconsistencias de los medios privados que no pocas veces le dieron la espalda a la democracia en Venezuela, tocamos las puertas de varios periódicos para ver si acogían a Infocracia, como columna de crítica mediática. Su publicación desde 2007 precisamente ha sido posible en un espacio de crítica e independencia como éste.

Hoy cuando se cumplen 10 años de esta tenacidad editorial, podemos decir: gracias, Tal Cual.

Andrés Cañizález

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