Tello Benítez

El movimiento sindical de Guayana ha tenido periodos de intensa discusión y actividad político- sindical. En las diferentes empresas del Estado era muy profusa la cantidad de periodiquitos que se editaban y distribuían. Sidor siempre fue una referencia muy particular.

Hoy eso no es así, siendo el momento en que debiera existir un mayor nivel de discusión y de polémica sobre temas que atañen a los objetivos reivindicativos e históricos de todos los trabajadores, incluso promoviendo el sindicalismo 2.0, ya que en las presentes circunstancias se trata de vender la idea, o se trata de afirmar que se defienden esos viejos sueños de que la clase trabajadora tenga un papel verdaderamente protagónico en la sociedad, cuando más bien lo que se evidencia es la ignorancia y el calco mecánico de experiencias ya centenarias, como eso del control obrero. Conduciendo al desconcierto y la confusión no solo a la gran masa trabajadora sino también a los propios seguidores de quienes plantean el llamado control obrero del socialismo del siglo XXI, que no es más que una caricatura del control obrero del socialismo de las primeras décadas del siglo XX.

Algunos –muy pocos- llegan a confundir control obrero con las modernas formas de participación de los trabajadores en la gestión de las empresas experimentadas y exitosas en muchos países. Formas de participación, por cierto no profundizadas por el movimiento sindical venezolano por su falta de visión y objetivos estratégicos.

Creo que hasta los empresarios no tienen claro lo del control obrero, seguramente por eso muchos lucen confiados, neutralizados o cándidos ante la liquidación arbitraria, ilegal e inconstitucional del derecho humano a la propiedad privada.

El objetivo del gobierno es extender el llamado control obrero a todas las empresas privadas mediante la creación de los consejos de trabajadores en la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo; pero la experiencia la adelantan en las empresas básicas de Guayana como medida táctica, manteniendo la carta de su imposición a todos los sectores productivos bajo la manga.

Para entender un poco el control obrero, es bueno conocerlo de sus propios creadores, y no de las pésimas copias que difunden los miembros de Movimiento Profesional Sucre, más competentes cuando eran gerentes en las empresas básicas en tiempos de la IV República que ahora cuando supuestamente están en el poder y nos muestras unas empresas que tratan de llevar a condiciones similares a las existentes en la Rusia previa a la derrotada Revolución de 1905.

“…La idea económica central que Lenin expuso entonces fue el “control obrero” de la industria. Esto no significaba todavía la socialización o la nacionalización total de la economía. El control obrero se concebía como una especie de control dual de la industria por los patronos y los trabajadores, un condominio dónde estos últimos habrían de adiestrarse para una futura administración exclusiva y en la que progresivamente irían ampliando la esfera de su responsabilidad. Lenin no pensaba en ninguna colaboración prolongada entre clases, y su “control obrero”, por consiguiente, no podría compararse, pongamos por caso, con los comités de producción británicos. El “control obrero”, por el contrario, constituía el marco de la lucha entre capitalistas y trabajadores en un periodo de transición, al término del cual los primeros serían expropiados”. Isaac Deustscher, Los Sindicatos Soviéticos, pag.35. Negrillas mías

“Una resolución del comité central bolchevique antes de la Revolución de 1917, establecía lo siguiente: (1) que en todos los establecimientos importantes los obreros se aseguren una mayoría no inferior a las tres cuartas partes de todos los votos. Es de tal suerte obligatorio hacer participar a los propietarios industriales que no hayan abandonado sus empresas y al personal técnico y científico educado; (2) que los comités de fábrica, los consejos de delegados de obreros, campesinos y soldados centrales y locales, y los sindicatos obtengan el derecho a participar en el control, que todos los libros comerciales, las cuentas bancarias y la información sean obligatoriamente accesible a ellos; y (3) que los representantes de todos los partidos democráticos y socialistas influyentes obtengan los mismos derechos.”

En el último punto de la anterior resolución el partido bolchevique se muestra más democrático que en la experiencia de control obrero venezolana, dónde sólo son escogidos (no electos) los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

El orden en que debían participar las organizaciones obreras en el control obrero era el siguiente: primero los comités de fábrica, después los Soviets (Consejos) y por último los sindicatos. Por lo anterior es que no entendemos que sí José Luis Hernández es parte del “proceso” no entienda el papel subalterno asignado por “la revolución” a los sindicatos, y luce lógica, la propuesta del Director de la Coalición Siderúrgica, Leonel Grisett, en el sentido de que si José Luis Hernández no cree en los sindicatos debe entregar Sutiss a quienes si defienden la institución sindical.

Hace falta una mayor y más profunda discusión en las bases del movimiento de los trabajadores sobre el llamado control obrero. Luce curioso que el control obrero no sea un tema de controversia y preocupación en un país vecino donde gobierna un trabajador, cuyo partido se llama el PT (Partido de los Trabajadores) y que es apoyado por la poderosa Central Unitaria de Trabajadores (CUT). ¿No será que para que haya control obrero de verdad, una participación moderna de los trabajadores en la gestión del Estado y de las empresas enmarcada en un modelo de desarrollo sustentable, los trabajadores deben gobernar el país, y no quienes actualmente lo hacen? (Tello Benítez, 25.05.10)

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