Los empleados administrativos y obreros de la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo), Vicerrectorado de Puerto Ordaz, protagonizaron este 2 de agosto una protesta para solicitar al Ejecutivo nacional la cancelación del bono vacacional, homologación de sueldos, prima de hijos, retroactivos del bono alimentario entre otros beneficios que se les adeudan, algunos desde hace dos años.

Es la segunda protesta que realizan los trabajadores en menos de una semana. El  pasado 29 de julio, cesaron las actividades en el edificio administrativo y la biblioteca de la casa de estudios. En esta oportunidad los manifestantes cerraron los portones de la institución y con consignas y pancartas alzaron su voz para hacer sentir sus peticiones.

«Desde el año pasado estamos reclamando por vía del contrato colectivo varias cláusulas que firmamos en el 2008, que conforman el aumento salarial del 30%, que está en la homologación y que en los actuales momentos no se nos ha terminado de cancelar», señaló Fabián Rondón, presidente del Sindicato de Empleados Administrativos de la Unexpo.

Rondón indicó que más de 400 trabajadores se ven afectados por el incumplimiento de la cancelación de las deudas por parte del Estado. Mencionó que además hay ajustes que no se han hecho todavía como la reposición de los cargos de los jubilados y la transferencia del personal contratado a fijo.

Aunque las promesas de otorgar créditos adicionales a las universidades son frecuentes, es poca la confianza que se tiene puesta en estos y en las ofertas del ministro del Poder Popular para la Educación Universitaria (MEU), Edgardo Ramírez. «Ya no creemos en estas declaraciones del ministro y sabemos que no nos van a reponer en los actuales momentos», manifestó Rondón.

El grupo de manifestantes se quejó de que la morosidad del Estado influye en la situación económica de sus familias. Gloria Flores, secretaria ejecutiva de la Unexpo, con 22 años de servicio, comentó que se ha visto en la necesidad de buscar otras fuentes de ingreso para costear los gastos básicos en su casa. «Yo tengo que trabajar fuera de mis horas de trabajo, en mis días libres, tengo que trabajar hasta de noche para sostener mi hogar. ¿Con qué dinero compro yo los útiles escolares y pago las inscripciones del colegio?».

Lisbeth Pérez, oficinista contratada, señaló que los sueldos que perciben están por debajo del salario mínimo establecido (Bs. 1.223,89), cantidad que no les alcanza ni para pagar el mercado. Manifestó que al no ser personal fijo no cuenta con muchos beneficios importantes. «No nos pagan el uniforme de los niños, no nos pagan la escuela tampoco (…), los sueldos son horribles». (CorreodelCaroni;03.08.2010)

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