Una de las formas más extremas de la violencia laboral y sindical es la utilización de personas cuya profesión es el asesinato de personas por encargo de otras a cambio del pago de una remesa de dinero.
Los sicarios son asesinos asalariados dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE). Los sicarios del sindicalismo son asesinos de asalariados utilizados por las mafias sindicales por motivaciones económicas, políticas o meramente sindicales. .
La utilización de pandilleros en la lucha sindical se encuentra en el origen mismo de la organización profesional de los trabajadores. Ante la lucha de la clase obrera, los patronos estimularon la formación de bandas armadas, primero con bates y cabillas, luego dotadas con armas de fuego, para doblegar los movimientos sociales de resistencia contra la explotación de los trabajadores en tiempos del capitalismo originario con sus métodos de acumulación de capital formada al calor de la violencia y el salvajismo represivo. Estas bandas (para policiales) corrientemente actuaban síncronizados con los órganos represivos del llamado Estado burgués.
La puesta en escena de estas bandas violentas en la lucha sindical surge como un medio clásico de combate de los patronos contra las huelgas de los trabajadores. Se le conoce internacionalmente como sindicalismo amarillo o sindicalismo patronal.
Los Caballeros de la Orden del Trabajo fue la organización nacional de los esquiroles (rompe huelgas) en las afamadas jornadas de Mayo de 1.886 en los Estados Unidos.
Actuaban con el apoyo de la policía y originaron la violencia en las puertas de la empresa McKormic que luego se extendió a la plaza Haymarket en la ciudad de Chicago.
Posteriormente, con la institucionalización del movimiento sindical tras el triunfo de las fuerzas aliadas en la Segunda Guerra Mundial, la represión sindical se concentró en el uso de los tribunales, las oficinas administrativas del trabajo, la policía y, en casos de rebelión extrema de los asalariados, en el uso de la fuerza armada para pacificar los centros de trabajo y encarcelar a los dirigentes obreros. Pero, el uso para policial y para militar de bandas violentas, armadas o no armadas, ha estado presente en la historia de la represión de las luchas de los trabajadores, no sólo en sus confrontaciones contra la clase patronal, sino para el control social y político de sus organizaciones.
Normalmente, los trabajadores han sido víctimas pasivas en su resistencia pacífica contra las actuaciones de estas bandas violentas. Sin embargo, no han faltado fuerzas que desde el anarquismo o el socialismo revolucionario han organizado grupos de choque para enfrentar a los esquiroles y a las bandas armadas del sindicalismo patronal y/o paraestatal.
En próximas notas ahondaremos el análisis sobre este flagelo en la vida sindical.
Por: Atilio Hernández R.
Fuente: Conflictove http://bit.ly/b4rQtx